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EL BULEVAR DE LA VIDA

De gustos y disgustos: Nuestro contrariado amor con el Imperio

“Me gusta todo de ti/ tu ombligo menudo y chato/ tu talle de maniquí/ el lunar de tu omoplato/ me gusta todo de ti/ pero tú no, pero tú no”. J. M. Serrat.

LO NORMAL Y ESPERADO.- Tal que, al señor encargado de negocios y embajador de los Estados Unidos de América (EE.UU.), don Roberto Copley, no le gustó que la República Dominicana (pequeño país de generales, himno, bandera y membresía fundadora de la ONU de todos conocidas) rompiera sus relaciones con la república de Taiwán para establecerlas con China Continental, la de Mao, la misma en donde, según nos enseñó la CIA, los padres se comen a sus hijos en los parques, “en las canchas y los pastoreos”. Que no le gustara la decisión al señor y que por lo mismo acudiera al despacho del jefe de Estado dominicano a hacérselo saber, era lo esperado; algo que uno entiende desde las leyes de la geopolítica, lo que explicó recientemente el profesor Iván Gatón en “McKINNEY para Color Visión”.

LO INESPERADO Y SORPRENDENTE.- Lo inesperado y sorprendente -por irrespetuoso y abusivo- es que el muy señor se plantara frente a los periodistas de la fuente a hablar de las razones de su disgusto como si estuviera en las escalinatas del Palacio del gobernador de Texas, o el de Puerto Rico. Según el Don, el gobierno de EE. UU. “está preocupado y estaría tomando (...) medidas (...) para garantizar mejorar la institucionalidad de este país”. Helo ahí. Así es como un señor se obra innecesariamente en la poca de dignidad que de tantas humillaciones nos queda ya a los dominicanos. No bastaba con el insulto, había que comunicarlo al mundo. ¡No te jode!

EN ACTO DE RECIPROCIDAD DIPLOMÁTICA. - Es a partir de lo anterior y en justo acto de reciprocidad diplomática, que uno presenta a continuación, una lista de acciones/decisiones y/o ejecuciones del gobierno de EEUU que tampoco han gustado ni al gobierno de la República Dominicana (imagina uno) ni a los dominicanos. Comencemos por decir que no nos gustó que en 1930 nos dejaran a un “Trujillo sempiterno que gracias a un balazo se enfermó, después de 30 años de gobierno”, y en cuyo régimen fue eliminado lo mejor de lo mejor de los hijos mejores de esta tierra. Como no nos gustó don Robert, que, en 1963 su gobierno ayudara a derrocar al primer ensayo democrático del país en 31 años, por el “pecado” de ser demasiado digno y decoroso, ¡Claro que estoy hablando de Juan Bosch!

DE MARINES Y DELFINES Usted debe entendernos, don Copley, cómo nos iba a gustar que cuando en abril de 1965 a “norteamericanos y a gorilas les salieron los tornillos en el queso, y con voz de fusiles en las manos salió a cantar el corazón del pueblo, el texano Johnson, el funesto, hizo desembarcar a los marineros”. Hablo de unos marines sin nudosos pañuelos que “limpiaron” de héroes a Santo Domingo, lo que concluyeron otros marines locales años después (1966-1971) durante el régimen de su ilustrado delfín, Joaquín Balaguer, que lo fue, precisamente, al alto precio de permitir esa “limpieza” a manos de fuerzas “incontrolables”, bien controladas. Es precisamente, ese largo exterminio (entre 1930 y 1978) de la crema, flor, nata y luz de la dignidad y el decoro nacional, lo que, posiblemente explique, aunque parcialmente, el por qué en el país nunca ha sido posible un gobierno liberal y progresista, porque el precio que pagan nuestros proyectos supuestamente liberales y progresistas para alcanzar el poder es precisamente dejar de serlo.

SERRAT COMO SOLUCI”N.- Y claro, por supuesto, of course que nos disgusta y nos consterna el cínico acto de doble moral, que significa su disgusto porque nuestro gobierno ha establecido relaciones con un país con el cual, sólo en 2016, Estados Unidos mantuvo una inversión extranjera directa (IED) récord que superó a los 60 mil millones de dólares, según un informe publicado por el Rhodium Group y el Comité Nacional sobre Relaciones Estados Unidos-China. Ante tanta incomprensión, ante tantos gustos y disgustos, temores y desamores entre el gobierno de EEUU y el de República Dominicana, quizás lo más conveniente sea apoyarnos en Serrat que sí sabe de amores difíciles, contrariados, impertinentes: “Me gusta todo de ti, tus pezones como lilas/ tu alcancía carmesí/ tus inglés y tus axilas/ me gusta todo de ti/ nos gusta todo de ti/ pero tú no, pero tú no”.

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