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ORLANDO DICE

El debate se anima

ENTRE ECO Y CORO.- Se hicieron diligencias discretas para que sectores de importancia o personalidades de relevancia reaccionaran a la carta del presidente Danilo Medina a los directivos de las cámaras legislativas. Se consideró apropiado que sus palabras encontraran eco en la opinión pública, pues a los fines perseguidos no bastaba con titulares de primera página, sino crear condiciones para un consenso oportuno y verdadero. Sin embargo, aunque se hicieron las llamadas, no fueron necesarias. El coro tuvo vida propia. Era el pronunciamiento del jefe de Estado, coincidía con el comunicado de la Iglesia y el tema, además de crucial, provocaba cierta crispación política. Además hacía mucho que los interesados querían al mandatario involucrado de manera directa en la discusión, o por lo menos sirviendo de moderador de un debate más amplio. ¿Cuántas veces no se le pidió que hiciera de árbitro, o se demandó una cumbre política en la que fuera figura principal? Los ruegos llegaron al altar, y solo se pide a los santos cuando los demás medios resultan imposibles, o el deterioro de la situación obligó a una intervención que podría ser salvadora. La política no se alimenta de emociones, sino de circunstancias...

ÁNIMO FLUIDO.- Si se quería al Presidente de la República como protagonista, deben sus iguales o sus oponentes actuar con inteligencia para que la película tenga final feliz. No poner periquitos, no condicionar, no abundar en detalles, sino esperar o proponer una dinámica, una mecánica, y que cualquier situación se resuelva en la confrontación. Las partes, cuando se reúnan, serán soberanas, y si dio trabajo buscarse el lado, no puede abortarse el propósito por tonterías. Por ejemplo, no hay que pedir la inclusión del proyecto de régimen electoral, pues se sabe que las piezas son siamesas y que existe el convencimiento de que una no valdría sin la otra. Cada cual deberá poner sobre la mesa, cuando sea de lugar, los puntos que entiendan pertinentes. Las cosas fluyen por sí mismas cuando el interés y la necesidad van de la mano. Los inconvenientes deben evitarse y cuidarse de no forzar situaciones. Recordar que en el pasado, y no hace tanto, las necedades de unos hirieron las susceptibilidades de otros. El fastidio llevó a decir “yo a esto no vuelvo”, y los impertinentes y los resabiosos -sectores o personas- volverán a verse la cara. Serían los mismos en cada partido, pues ni gobierno ni oposición cambia su gente...

INTERPRETACIONES.- La carta del presidente Danilo Medina debe ser objeto de interpretación. Por lo menos eso hace Reinaldo Pared cuando dice que más que comisión bicameral, lo que quiere el mandatario es un acuerdo político que facilite la aprobación de la Ley de Partidos. Y debe ser así, pues hay un párrafo que reduce el problema a las primarias: “Ö el tipo de modelo a adoptarÖsobre ese aspecto debe girar la discusión, con miras a buscar una solución de consenso”. ¿Realmente esa es la única dificultad en la pieza? Puede ser que no. El punto originó discordia entre peledeístas, produjo discrepancia entre Leonel Fernández y Danilo Medina, fue la causa de su actual enfrentamiento, y como era pleito entre David y Goliat, en el campo de batalla se sentaron los demás a observar la lucha y ver cuál de los dos ganaba. Ahora que ese no es el caso, deberá abordarse la pieza de conjunto, pues incluso entre los propios oficialistas otros aspectos inquietan. No debe olvidarse que algunas resoluciones del pasadísimo VIII Congreso no forman parte de los estatutos a la espera de que la nueva legislación sea aprobada, de manera que las decisiones internas no choquen con las normas generales que se impondrán a todos. La Ley, igual debe recordarse, no solo tendrá como súbditos a los peledeístas...

LO QUE FALTA, VIENE.- Si fuera así, como se quiere hacer creer, que solo las primarias abiertas provocaban temor y que su aprobación sería un camino expedito a la reelección, la legislación sería casi perfecta. Piénsese en los códigos, por ejemplo, si el problema es un artículo o dos o son muchos. La Ley de Partidos como todo proyecto es perfectible, sujeto a correcciones, enmiendas y agregados, pues los intereses son diversos, y son muchas las cuestiones a tomar en consideración. O que toman en consideración. Ninguno se rinde a la noción común de que lo que es igual no es ventaja, sino que asume según la posición de poder. De si el partido está en el gobierno o está en la oposición. Ya se vio como los pequeños (llamados emergentes) demandan licencia especial. Que no se les incluya entre los requisitos de primarias, obviando el principio de que se legisla para todos y las normas tienen aplicación general. Los consensos de que se habla, no son tales, sino engaños para adelantar la tarea, creyendo en que más adelante podrían sincerarse. Ojalá pueda ahora avanzarse más que antes, sin la interferencia de las primarias, para que se conozca el verdadero corazón de la auyama. Lo que cuenta el cuchillo no es de idilio, sino impertinencias que desazonan...

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