Desinfección pública

A causa de un bacilo que ha ocasionado descomposición, putrefacción, podredumbre, peste, fermentación, corruptela, depravación, perversión, vicio, envilecimiento y deshonestidad, mediante un “decreto ley” se ordenó cerrar todos los ministerios de la administración pública en el territorio nacional de la República Dantesca.

El vocero del Ministerio de Información Ambiental Unificado (MIAU) explicó que esta medida obedecía a la necesidad de una desinfección general de todas las oficinas administrativas gubernamentales, prescindiendo de todo el personal para aplicar un tratamiento curativo contra esta plaga durante un año. De acuerdo al MIAU el tratamiento consistirá en erradicar las “nuevas ideas” que llevan a las personas a la corrupción de la idolatría de la parte externa de las cosas materiales. En la desinfección planificada se hará énfasis en atacar y cortar de raíz el consumismo y la de confundir “la verdad de Dios con la mentira”. Además, se tiene el firme propósito con esta medida profiláctica a cerrar el camino de la necedad que conduce a la corrupción.

Se espera que con esta desinfección haya un mejor control de gente tóxica que como una peste se instala en puestos públicos para enriquecerse sin consideración alguna a su conciencia.

Desde esa perspectiva, el Papa Francisco ha expresado que las formas de corrupción que es necesario perseguir con mayor severidad son aquellas que causan graves daños sociales, como por ejemplo los graves fraudes contra la administración pública o el ejercicio desleal en las administraciones. Es pura coincidencia con lo que sucede en nuestro medio, que al hablar el Papa de corrupción refiera la que se da en el sistema judicial con las sanciones selectivas, parecidas a una “red que captura sólo los peces pequeños, mientras deja a los grandes libres en el mar”.