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EN LA RUTA

¿Abiertas o cerradas?

T\al cual como se había proyectado, y sin visualizar los demás atributos de la propuesta, las primarias en los partidos ha sido el punto álgido en la Ley de Partidos Políticos y Agrupaciones, la que aprobada en el Senado, y con la modalidad de abiertas y simultáneas, enrumba hacia la Cámara de Diputados donde habría lograr una mayoría calificada de votos (127) ya sea para su aprobación o para su rechazo.

Un escenario complejo que involucrando la matemática legislativa, la necesidad de un pacto y tocando argumentos logísticos y jurídicos, intenta esconder el verdadero sustrato del conflicto el cual es eminentemente político, y más aún, específicamente partidista...o personal.

Lo interesante es que al escuchar tanto el bando a favor de las consultas abiertas, donde los partidos someterían sus propuestas de candidatos al padrón de la Junta Central Electoral, como los que optan por el esquema cerrado, en el cual la selección se supedita solo a los miembros de la organización, aparentan tener si no la razón, por lo menos parte de ella.

Y es que para nadie es un secreto que en la manera cerrada hay poca fiabilidad de los padrones, donde siempre se abulta el número de militantes, y grandes dificultades para aquellos que independientemente a su arraigo popular, no cuentan con el padrinazgo de las cúpulas o el suficiente dinero para evitar que les hagan un chanchullo. Los ejemplos están ahí e incluso en quienes hoy promueven la opción contraria.

Pero también es comprensible los temores de quienes recelan del formato abierto y el riesgo de que al eliminarle esa prerrogativa al partido, cualquier personaje de mala reputación logre acceder a un puesto electivo mediante prácticas non santas. Aunque la realidad nos muestra que eso tampoco ha podido ser evitado con la modalidad cerrada.

Quizás la legislación no sea perfecta (¿cuál lo es?), pero aquí no todo son las primarias, y respetando los pareceres de ambos bandos, lo que resulta verdaderamente preocupante es que y por un asunto nimio, que puede ser ajustado y adaptado por el reglamento de la Ley o por los controles normativos de las propias organizaciones, el país se quede sin una Ley de Partidos que adecúe el panorama y ponga regulación y orden en muchas áreas.

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