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PUNTO DE MIRA

Reeleccionistas nunca duermen

En el ambiente político hubo distención luego que los vientos de la opinión pública aventaran los humos reeleccionistas. Sin embargo, eso no significa que los aspirantes al continuismo hayan bajado la guardia. Tienen su agenda y sigue en marcha. Una de las vías que conduce hacia allá son las primarias abiertas.

Se sabe que los reeleccionistas son mayoría en el Senado y aprobar una ley de Partidos contentivo de primarias abiertas no los sonroja, no importa qué piense el país ni la violación constitucional que implica. Ya el presidente del Senado dio claras señales de que eso no es obstáculo para levantar su mano o proponer su inclusión en la agenda cualquier día.

El país no puede dormirse. La ambición reeleccionista no perece. Es yerba mala que en cualquier lugar florece. Son arribistas los que siguen su ambición continuista.

Tienen los ojos tan cerrados que no advierten que el camino más rápido para salir del poder es seguir los pasos de la reelección. Las encuestas les envían señales visuales. Luego serán sonoras cuando suene el llavín de la celda que los acune en su seno.

Los tiempos actuales no son para imponer la reelección con golpe de Estado constitucional. Ni armado. Cierto es que el gobierno danilista carece de oposición, pero la mar con cualquier brisa se encrespa. Los participantes en la Marcha Verde han perdido aliento, pero por ahí andan con su rechazo a cuestas. La indignación por la tolerancia con los haitianos ilegales, la alta tasa de endeudamiento para pagar deudas, los casos de corrupción de Odebrecht y Oisoe, entre muchos temas, son péndulos que giran en la cabeza de los ciudadanos. Deben abstenerse de incitar ni concitar la animadversión. El pueblo dice que “el diablo tienta”. La ambición no los debe llevar a romper el saco. Ya mucho dinero tienen esos empresarios gubernamentales. Los palaciegos piensan que demasiado no es suficiente.

Sigo creyendo que Danilo, como los peluqueros, aprende en cabeza ajena. Hace unos años la antipatía llevó a Salvador Jorge Blanco a cerrarle el paso a Jacobo Majluta. El destino final fue la persecución por parte de sus enemigos. Terminó en la cárcel y con su prestigio afectado. Ese episodio no debe repetirse.

Durante el gobierno de Salvador en Semana Santa adoptaron unas medidas que la población rechazó en las calles. Hubo cientos de muertos. En el Senado deben recordarlo.

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