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Terapia para la esclerosis múltiple

Para los neurólogos, “La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad del sistema nervioso que afecta al cerebro y la médula espinal. Lesiona la vaina de mielina, el material que rodea y protege las células nerviosas. La lesión hace más lentos o bloquea los mensajes entre el cerebro y el cuerpo.”

Como también indica el servicio de medicina pública de los Estados Unidos, sus síntomas pueden incluir: “Alteraciones de la vista, debilidad muscular, problemas con la coordinación y el equilibrio, sensaciones como entumecimiento, picazón o pinchazos, problemas con el pensamiento y la memoria”.

Se afirma que nadie conoce la causa de la EM. Que “Puede ser una enfermedad autoinmune, que ocurre cuando el cuerpo se ataca a sí mismo”. Que afecta más a las mujeres que a los hombres y suele comenzar entre los 20 y los 40 años. Aunque generalmente, es leve, “algunas personas pierden la capacidad para escribir, hablar o caminar”.

Lo trágico es que “No existe una cura para la EM, pero las medicinas pueden hacer más lento el proceso y ayudar a controlar los síntomas. La fisioterapia y la terapia ocupacional también pueden ayudar”. Sus síntomas se presentan en forma de brotes que pueden durar días, semanas e incluso meses, y varían de un episodio a otro, según la zona del sistema nervioso central afectada.

Esta situación desesperanzadora empezó a cambiar tras anteayer, 19 de marzo del año 2017, según anunció el portal del Sheffield Teaching Hospitals de Inglaterra, adscrito a la NHS Foundation Trust óuna unidad organizativa semiautónoma del Servicio Nacional de Salud en Inglaterra. Según esta, un equipo de investigadores internacionales desarrolló una nueva terapia contra la EM que, a diferencia de las existentes, de resultados parciales, es capaz de estabilizar la enfermedad y mejora la discapacidad a partir de un procedimiento AHSCT, siglas en inglés para “Trasplante autólogo de células madre hematopoyéticas”.

Se trató de un estudio de investigación internacional con células madre en personas con esclerosis múltiple-recurrente, el tipo más común de esta enfermedad, e involucró a 110 pacientes, liderado por el Dr. Richard Burt, de NorthWestern University en Chicago, Estados Unidos.

Esas 110 personas fueron asignadas al azar a la terapia AHSCT (55). La otra mitad (55), al mejor tratamiento farmacológico disponible. Los investigadores midieron la discapacidad utilizando una herramienta de evaluación estándar conocida como “Escala de estado de discapacidad ampliada” o (EDSS, por sus siglas en inglés). Esta informa si la enfermedad mejora, progresa o permanece más o menos igual. Sus niveles más bajos (1.0 a 4.0) engloban a quienes aunque pueden caminar, mantienen dificultades con su visión, movimiento, sensibilidad, coordinación y control de la vejiga. Los niveles intermedios (4.5 a 6.5), a los pacientes con dificultades con su movilidad. Los niveles más altos de la escala indican a las personas con discapacidades más graves, incluido el confinamiento total a la cama.

Los hallazgos de este ensayo fueron que: a) Durante el período de seguimiento del tratamiento, la discapacidad mejoró significativamente después de AHSCT; b) el puntaje EDSS de los pacientes que recibieron el trasplante mejoró de un promedio de 3.5 a 2.4, lo que no tiene precedentes en los ensayos de tratamiento de la EM y contrasta significativamente con aquellos que recibían tratamiento farmacológico estándar cuyas puntuaciones EDSS disminuyeron de un puntaje promedio de 3.3 a 3.9; c) un año después de unirse al ensayo, solo un paciente en el grupo del ensayo de trasplante sufrió una recaída en comparación con 39 recaídas observadas en el grupo de tratamiento con medicamentos; d) con un seguimiento promedio de 3 años, el fracaso del tratamiento medido por la progresión de la discapacidad fue del 6% en el grupo de TCMH y del 60% en el grupo de tratamiento farmacológico; e) 30 personas que originalmente fueron asignadas aleatoriamente al tratamiento con los medicamentos del ensayo fueron trasladadas durante el período de prueba después de que tuvieron una disminución en sus puntajes de EDSS. Después de AHSCT sus puntajes mejoraron de 5.2 a 2.6; f) ninguna persona en el tratamiento AHSCT sufrió efecto secundario significativo.

Los investigadores definen el AHSCT como “un tratamiento intensivo que esencialmente reconstruye el sistema inmune de un paciente utilizando células madre extraídas de su propia sangre y médula ósea para restablecerlas a un punto antes de que causara la EM”. Agregan que después de recabar y congelar sus células madre, el paciente recibe una dosis alta de quimioterapia antes de que las células madre se descongelen y vuelvan a infundirse en su sangre, “reiniciando” así su sistema inmunitario. Dado que las dosis altas de quimioterapias están contraindicadas, los investigadores advierten que este nivel de dosificación “Actualmente solo es adecuado para pacientes con la forma remitente-recurrente de la enfermedad que no han respondido a los tratamientos regulares y que han vivido con la enfermedad durante diez años o menos”. El 5 de febrero del año 2016, la Sociedad Americana contra el Cáncer informó que “Algunas veces se puede hacer un trasplante de células madre (stem cell transplant, SCT) en los niños cuyas probabilidades de ser curados son muy desfavorables con una quimioterapia convencional o hasta con una intensa. El trasplante de células madre permite que los médicos usen dosis más altas de quimioterapia que las que normalmente un niño podría tolerar”.

En opinión del profesor Basil Sharrack, neurólogo consultor de Sheffield Teaching Hospitals NHS Foundation Trust, investigador principal en el Centro de Investigación Biomédica NIHR Sheffield y co-investigador del estudio MIST: “Estamos muy entusiasmados con estos hallazgos enormemente alentadores, que son los primeros en evaluar la efectividad a largo plazo de AHSCT en personas con la forma activa remitente-recidivante de la enfermedad en un ensayo aleatorio de fase 3”.

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