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OTEANDO

Oposición y dialéctica

En días pasados, en esta misma columna, advertía acerca del cada vez más empobrecido papel desempeñado por la oposición dominicana -cuestión deducida de la forma impropia que observa al abordar los temas de la agenda nacional y sus enfoques sobre las políticas públicas implementadas por el gobierno-, como se evidenció, por ejemplo, en la forma en que muchos evaluaron el contenido del discurso de rendición de cuentas.

Pero, como nuestra parcialidad política no interferirá jamás con la nobleza que demanda un ejercicio correcto de esta actividad ni mucho menos con nuestra objetividad, quiero decir aquí que complace haber leído, y saber, que uno de los líderes más importantes de esa oposición se ha tornado consecuente con la preocupación del presidente Danilo Medina en lo que hace al problema migratorio.

No importa que las soluciones propuestas sean diferentes, ya que -hay que decirlo- a alguien que no ha tenido experiencia de Estado y que no está manejando el gobierno a la hora de proponer la receta que considera apropiada para conjurar determinado mal, no se le puede pedir acierto completo en sus propuestas, pues el Estado se conoce y se aprende ejerciéndolo, y además, ese ejercicio permite disponer de una serie de informaciones -ajenas a quien solo hace de espectador- que definen la toma de decisiones.

De ahí que lo relevante -desde la perspectiva de una posible dialéctica neoplatónica en la oposición- no es si se proponen cosas imposibles de materializar, no es si se sustentan en una lógica apodíctica; lo trascendente es advertir el estreno de una aptitud diferente, manifestada en la noble actitud de no importarle dónde se originan las preocupaciones, si en el seno de la sociedad o en el gobierno mismo, para apoyarlas si se estiman genuinas, legítimas. Esa franja de la oposición sabe -como lo sabe todo el país- que el contenido del discurso presidencial en lo atinente al tema migratorio es el reflejo de la preocupación constante del Presidente de la República por el control y la mitigación adecuados de ese problema, y no obstante, lo ha abordado sin temer que se juzgue coincidente con el gobierno, sin la mediocridad de otros que siguen creyendo en el bombardeo contra todo lo propuesto por el gobierno sin importarle que sea beneficioso o no para el país.

Al abordar el tema, el dirigente opositor le hace un reconocimiento a las acciones del gobierno para mitigar el problema; al abordar el tema el dirigente de oposición demuestra que sabe que, el hecho de que la iniciativa y la preocupación mayor por el mismo hayan nacido en el seno del gobierno, no es óbice como para que aporte su concurso a la solución del mismo, factor que lo dimensiona en la estima pública.

Así aspira el pueblo que actúe la clase política, poniendo el sentido de grandeza por encima de la cháchara vulgar y el interés general por encima de su ego; es algo que debe seguir cultivando el dirigente en cuestión y debe constituir un ejemplo para otros de su género que se han quedado con el discurso de la década del 70. El PLD accedió el poder mostrando a la sociedad dominicana un equipo de hombres y mujeres con la sobriedad precisa para ello, con sobradas competencias acerca del quehacer político y del Estado. El PLD mostró y muestra aún vocación para gobernar, por eso está en el poder. ¡A emularlo!

El autor es abogado y politólogo

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