Santo Domingo 21°C/21°C clear sky

Suscribete

EL CORRER DE LOS DÍAS

El personaje compuesto

Avatar del Listín Diario
MARCIO VELOZ MAGGIOLOSanto Domingo

En su prólogo al libro “La vida en la ruta de la seda”, Susan Whithefield nos habla de cómo en ocasiones y para completar los personajes históricos del mismo se vale de la combinación de diversos momentos de la época de éstos, logrando lo que certeramente llama “personajes compuestos”.

La apreciación de la autora casi se ajusta a muchos de los muchos personajes de la llamada “novela histórica”, donde abunda el hábitat de una época transcurrente y de una crónica en la cual, como apunta la autora, existen elementos que contribuyen a que los personajes históricos sean compuestos, enmarcados en restos de su biografía y del mundo también biográfico que acompañaba en el tiempo histórico de los seres que ella, como historiadora, instauraba. Cuando intentamos y logramos conformar el imaginario marco histórico de nuestras novelas, como acontece con algunos escritores modélicos, los mismos son en parte completados por una visión que, sin casi notarlo, aceptamos compartir con residuos ya pensados y utilizados para completar los que hemos de organizar.

La novela, y en este caso el libro que pretende ser histórico, siempre es un relato. La Historia, de algún modo, lo es. Cuando leemos la “verdad histórica” expresada por los que manejan datos biográficos, nos tienta completar por nosotros mismos esas vidas, y de acuerdo con los autores de los textos nos introducimos en sus personajes, establecemos dudas y adelantamos interpretaciones que son en verdad, resultados de la imaginación, parecidos a los del novelista. Por ello este importante texto nos merece el comentario presente. Nos permite desde el principio comprobar la honestidad de la autora, y sabemos que muchos de los personajes enfocados dependen de un tiempo que ella reconstruye, en ocasiones, con rastros de biografías, acercándose a un tipo de creatividad común al narrador de las llamadas novelas históricas.

Para que evidenciemos lo que la autora de “La vida en el camino de la seda” pretende con su obra al casi inventar lo que llama certeramente “personaje compuesto”, nos remitimos al texto donde abunda lo imaginario, y al prólogo donde hace su afirmación, porque la novelística es la que hace este recurso desde que nacieran, como poema, sus bases en los textos religiosos y épicos. Al referirse a la tradición, a las historias locales, a los escritos y a las oralidades, referidas a personajes sin mayor documentación, Susan rotula que: “No obstante, lo que ha quedado de sus verdaderas biografías comprende desde relatos de algunos acontecimientos en sus vidas hasta una simple mención en un par de textos; así que he tomado prestados a los personajes y he completado sus vidas con detalles de las vidas de otros. En este sentido, podríamos decir que todos los personajes son compuestos”

Sin ser novelista, nos parece que la autora ha acertado con el punto clave de la novela histórica, pero también de la novela en general, donde el escritor toma modelos de su medioambiente, considerando las riquezas y formas que el mismo ofrece.

El novelista debe buscar en el medioambiente ídolos, iconos de la naturaleza, personajes sin autor que buscan, como en el texto de Pirandello, un posible creador. Recordemos la obra teatral del mismo titulada “Seis personajes en busca de un autor”, ese tipo de personaje imaginario desciende del escenario, y recoge del público, por así decirlo, retazos de lo que puede ser el personaje al final de la misma.

Es obvio que, para conocer una época, es válido reconstruir el medioambiente y los usos anónimos descifrándolos como contradictorias realidades imaginarias que enmarcan la actividad humana historiable. Los usos tradicionales respaldan etnológicamente la reconstrucción de un ámbito y en ese ámbito es donde vive lo que con certeza Susan ha llamado “el personaje compuesto”.

Tags relacionados