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El dedo en el gatillo

Juan Antonio Alix y Pablo Neruda

Hay sectores influyentes vinculados a la cultura nacional que desconsideran a Juan Antonio Alix. Lo condenan por su pequeño "lado oscuro" (haberle cantado a Lilís). Son incapaces esos sectores de mirar su extenso y universal "lado claro". Tratan de juzgar una obra inmensa por determinada conducta de su autor en una breve etapa de su vida. No se ubican en tiempo y espacio. No ven cómo un humilde versificador sin medios para susistir, sobrevivió cantándole al tirano. Pero no dicen que Alix también lo fustigó. Como hizo Máximo Gorki con su amigo de toda la vida, Vladimir Ilich Lenin, (a la luz pública le escribió gloriosas loas al líder bolchevique) cuando en un espacio cerrado le sugería que la Revolución de Octubre debía escuchar más al pueblo ruso. Alix luchó por la Restauración y tuvo una preclara intuición de su país en tiempos difíciles. Y se burló de los poderosos y oportunistas. Esos sectores influyentes olvidan hoy maliciosamente que sus décimas son el alma nacional. Que se estudian y se seguirán estudiando en las escuelas. Que nuestros hijos las aprenden de memoria, y disfrutan de sus ingeniosas denuncias sociales, y de su picardía.

Pero nos gusta ahogarnos en nuestra propia marea. Ese complejo de Guacanarix tal vez sea una de las causas porque algunos de nuestros grandes escritores, músicos, pintores y artistas de hoy viven fuera. Tal vez ese desencanto obligue a la juventud a buscar horizontes extranjeros. Y, por qué no decirlo, puede también ser un motivo para que luminarias de nuestra cultura anden en bajo perfil y no quieran subirse al altar de la fama efímera, llena de intrascendentes maquillajes y vestidos.

En fin, Juan Antonio Alix será condenado por quienes debieran amarlo, como lo fue en Cuba Pablo Neruda cuando un grupo de zascandiles y oportunistas sentenció el bardo chileno por marchar a leer sus poemas ante el Auditorio de una universidad de los Estados Unidos, poco después de ser agraciado con el Premio Nobel de Literatura.

!Ay, la vida... y el pensamiento fácil!

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