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PENSANDO

Preocupación menores en el béisbol

Desde hace tiempo, hemos señalado que no solo la deserción escolar es funesta en la mala práctica de negociar con menores en una sociedad como la nuestra, sin importar el futuro de su nivel educativo. También es inadmisible la mala práctica de permitir que menores de 12 y 13 años sean amarrados o preseleccionados para evaluarlos con miras a una firma al profesionalismo cuando alcancen los 16 años, estimulando así un posible dopaje, para así lograr un mayor rendimiento y optar por mejores posibilidades de alcanzar un jugoso monto en el contrato a la hora de “firmar”.

Es como crear una puerta de entrada para que agentes inescrupulosos induzcan a los menores prospectos al mundo de las sustancias prohibidas. Nosotros, que tenemos responsabilidad de supervisar a nuestros jóvenes peloteros, llamamos la atención de que esta práctica sea controlada por sus actores, para que los agentes, es decir, scouts, entrenadores y organizaciones de reclutamiento, actúen, no solo como negocio, sino como un deber social frente a la protección que implica negociar con menores y sus respectivos tutores. Esta práctica es lesiva física y mentalmente cuando estos menores son manejados sin compasión, solo con la voracidad de ganarles el mayor porcentaje de sus contratos. Repudiamos esta práctica porque la consideramos desdeñable, por el alto porcentaje de menores beisbolistas que quedan tronchados en sus niveles educativos y lesionados física y psicológicamente por el dopaje a que muchos de ellos son expuestos. Entendemos que los programas de reclutamiento de jugadores menores de edad tienen que jugar un papel ético y moral, creando las condiciones apropiadas para no arriesgar el futuro de estos menores, que no alcanzan su inserción en el béisbol organizado y que son la gran mayoría de los que sueñan con alcanzarlo. Soy reiterativo en mi posición de repudiar a aquellos que se nutren en su economía y comen “tranquilos” en su mesa a costa de esta mala práctica, que no es permitida dentro del marco jurídico de otras naciones, en las cuales se respeta la sociedad que aporta su joven talento a la industria del béisbol, porque no hay forma de pagarle a una sociedad cuando tronchamos el camino de un joven hacia metas seguras de progreso y orientación, para vivir dignamente cuando no puedan depender del béisbol.

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