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OTEANDO

No nos saquemos las tripas

Si algo debe adornar a un político lo es el sentido de la prudencia. He visto en esta semana a muchos llegar al paroxismo con sus juicios acerca de un simple error presidencial al designar un funcionario en el Ministerio de la Juventud.

He leído de todo sobre el particular, desde las bromas más insignifi cantes hasta los insultos mas reprochables. Y es que muchos de esos críticos acerbos padecen una predisposición que no logran disimular y han tomado como pretexto algo irrelevante para dar riendas sueltas a sus resentimientos y a la amargura que provoca en ellos el éxito de un presidente que tiene mucho que exhibir en acciones positivas.

Los opositores afuera -y algunos adentro- del PLD se han dado banquete con esta cuestión nimia que en nada desdice, ni de las competencias ni del buen juicio del gobernante; ello es, como dice el refranero popular, “ paja pa’ la garza”.

Pero entristece ver cómo se empequeñecen algunos, incluso dentro del PLD, como es el caso de un joven dirigente que, según da cuenta la prensa, dice sentirse sorprendido y la emprende contra el presidente de la república, creyendo darle una cátedra de cómo se eligen los funcionarios y demás cuestiones de Estado relativas al tema.

El muy pretensioso dirigente juvenil llega al colmo de decirle al presidente que ha cometido un “vergonzoso error” con la designación del señor Van Troy; pero olvida que “no se puede subir tanto la falda, porque se termina enseñando el refajo”. Olvida además, que la obra de gobierno de Danilo Medina es garantía inequívoca de la permanencia de su partido en el poder.

Y olvida el señor joven “político” más cosas: que la grandeza se puede disimular, pero la pequeñez no, ella se advierte a leguas; y que le empequeñece querer reducir al responsable de que su partido - a pesar de todo lo que hacen a diario personas como él para destruirlose mantenga como la primera y mejor estimada fuerza política del país.

El dirigente juvenil olvida también que la grandeza jamás anida en las almas resentidas y que, para profesar admiración por alguien, no hay que detractar a nadie; que no se crece políticamente haciendo twiters ni cosas por el estilo; y que, aunque le pique y le duela, Danilo es el presidente y hay que dejarlo gobernar en paz ahora y por el tiempo que fue electo, lo que quiere decir que tendrá que soportar esa realidad por tres años más.

Ningún esfuerzo suyo, señor dirigente juvenil, por ruidoso que pretenda hacerlo, variará la buena opinión que tiene la ciudadanía sobre Danilo Medina ni ofenderá a quienes admiramos al presidente; porque “ofende quien puede, no quien quiere” y estoy seguro de que, la única manera en que el presidente pueda recordar que usted fue funcionario público, es si usted lo menciona.

Todos debemos recordar el papel de Danilo Medina en la construcción de una mejor República Dominicana y en lo que hace al fortalecimiento de la imagen del Partido de la Liberación Dominicana, partido que pretenderá mantenerse en el poder más allá del 2020; por tanto conviene que recordemos también que destruyendo esa buena imagen no se hará más fácil vender al candidato que lleve ese ese partido para las elecciones venideras; por tanto, “no nos saquemos tripas para meternos paja”.

El autor es abogado y politólogo.

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