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EN PLURAL

El taller de la esperanza

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Yvelisse Prats-Ramírez de PérezSanto Domingo

El miércoles de esta semana tuve una experiencia emocionante: sentirse maestra, plenamente, y al unísono ser política, militante del Partido Revolucionario Moderno, y armonizar más que nunca esos dos ADN de mi doble identidad.

Mi partido, es de público conocimiento, organiza su primera Convención Ordinaria, en la que elegirá el pleno total de dirigentes nacionales que estarán al frente de nuestra Organización política durante los próximos 4 años, o sea, hasta el 2022.

Fui de los dirigentes que insistí en recordar y demandar que esta Convención se hiciera dentro de los plazos establecidos por nuestros Estatutos, cuyo cumplimiento es estrictamente obligatorio; son la Constitución del PRM.

La Convención se realizará el 18 de marzo, y constituye una verdadera hazaña, retadora y decisiva, para un partido sin riqueza, sin funcionarios que sean millonarios, escaso de locales, sostenido en su empeño sólo por la voluntad y la decisión de quienes en él participan.

Las tareas se han ido cumpliendo, con una posposición, desbordando nuestros cálculos por las exigencias técnicas que nos hemos impuesto para garantizar el éxito del proceso.

El miércoles en la tarde se realizó el primer taller de capacitación de los formadores que viajarán a todas las provincias a orientar a las CLOS (Comisiones Locales Organizadoras) que a su vez se desplazarán a todos los municipios y distritos municipales, a instruir a los miembros de los Centros de Votación en el desempeño de sus importantes funciones.

Ese taller es el motivo de este En Plural: está escrito con una esperanza, un “sí se puede” que me hace olvidar mis 87 años y creer que puedo alcanzar a vivir y a gozar un país y un gobierno distintos.

Quienes tuvieron la responsabilidad de presentar los temas, lo hicieron con soltura, y competencia pedagógica.

El doctor José García Ramírez, representando a Tony Raful, presidente de la CNO fue el primero en hablar, como siempre lo hace, con serena convicción y absoluto dominio del asunto. Luego, el ingeniero José Delio Ares Guzmán, director de Informática, obispo de los Santos; por la Secretaría Electoral y Luis Valdez, quien nos sorprendió estrenando sus dotes como maestro de ceremonia, dividiendo acertadamente los turnos, y participando también en las buenas exposiciones que se hicieron.

También expuso el ingeniero Deligne Ascensión, secretario Nacional de Organización.

Recordé viejas prácticas de otras Convenciones en mi pasado perredeísta, y aprendí detalles que son propios de una Convención que se realiza en tiempo distinto, con características propias, y con una dimensión que no solo se circunscribe al PRM, sino que abarca el destino futuro del país.

Mis compañeros más cercanos, los miembros de la Secretaría de Educación y Doctrina, se robaron el “show”: su responsabilidad en el programa era montar un breve sociodrama donde se representan los distintos papeles de los funcionarios de los centros el día de la Convención.

Lo hicieron con tal acierto, gracia y salero, que después de verlos y aplaudirlos creo que podríamos abrir una academia de arte teatral, y aprovechar sus excelentes dotes para la actuación; Danilo, Eulogia, Manuel, Luis Feliz ¡Gracias, los quiero!

Hablé al final, por petición del doctor García Ramírez. Usé un pleonasmo, como buena maestra, creo en la repetición como recurso didáctico.

Hablé de unidad, porque el PRM es uno, aun cuando, democráticamente, aspirantes diversos, contrincantes en cuanto a los cargos, compañeros para luchar juntos y enfrentar en las urnas en 2020 al PLD, el Enemigo del Pueblo, como el título de la obra de Ibsen.

Pedí, a los que viajarán a motivar y a enseñar a quienes desde los Centros de Votación dirigirán las votaciones el 18 de marzo, que representen al PRM en su totalidad integradora.

Concluí citando a José de la Luz y Caballero: “Instruir puede cualquiera, educar solo quien es un evangelio vivo”.

El PRM necesita hacer una Convención ejemplar, para que este “evangelio” rija en las elecciones nacionales del 2020.

De la sociedad dominicana aprecio que la democracia es aún posible, que la política es oficio de personas decentes, depende, en gran medida, de cómo se realiza esta Convención del PRM.

Concluí, con la “alegría de una pandereta” como dice una vieja canción, afirmando lo que hoy refrendo: tengo fe, después de este taller esperanzador, en que lograremos Convención transparente, y que el pueblo dominicano elegirá en el 2020, por méritos adquiridos, al Partido Revolucionario Moderno.

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