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VIVENCIAS

Cristo presente en nuestra vida

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Juan Francisco Puello HerreraSanto Domingo

En la Cuaresma hay tres criterios que permiten vivirla a plenitud y que ayudan a darle su verdadero sentido: la limosna como signo de desprendimiento; la oración vista desde el acercamiento a Dios; y el ayuno para tener control de lo que decidimos.

Pero ya de lleno en la Cuaresma, el creyente debe reflexionar sobre cómo Jesús puede tocarnos y cómo esta fe nos enriquece. El P. Mateo Andrés tenía una forma peculiar de explicar esto con una anécdota, la del joven recién convertido (El hombre en busca de Dios, pág. 29), en que se pregunta si es Cristo la verdadera respuesta.

“Un joven acababa de descubrir a Cristo. Llevado de su nuevo entusiasmo corrió a su escuela, entró antes de hora en el aula y escribió con grandes letras en el tablero. Cristo es la respuestaÖ y se fue. Pensaba en el impacto que su anuncio iba a producir entre sus compañeros de aula. Cuando llegada la hora entró en el aula y halló debajo de su anuncio esta pregunta inesperada: Sí, Cristo es la respuesta, pero ¿cuál es la pregunta?”.

Partiendo de lo explicado el P. Mateo hacía la siguiente reflexión sobre si esta pregunta nos la hace la vida misma, no uno, ni ningún maestro. De esta manera, solo cuando la pregunta nos urge, solo entonces tiene valor la respuesta.

Desde esa perspectiva, tendríamos que plantearnos si efectivamente estamos conscientes si vale la pena vivir como lo estamos haciendo hasta ahora, sin un propósito que permita encontrar y construir el camino de la felicidad plena tanto para uno como para los que le rodean. El por qué y para qué es la clave para empezar una nueva vida ajena a sobresaltos.

Otra forma de terminar con la perplejidad que nos arropa es poniendo fin al esnobismo mundano preguntándonos: ¿y ahora qué? ¿Podemos seguir viviendo igual que hasta ahora?

A todo esto Cristo es la respuesta, pero sólo cuando la vida nos sacude con una pregunta que probablemente no sea de nuestro agrado y especialmente cuando ésta es lacerante y desgarradora.

La Cuaresma es un tiempo de reflexión y de dejarse interrogar por la vida.

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