Fusión... ¡Pero con la Patria!
Los ciclos de tiempo tienen una magia especial... cuando se celebran cumpleaños se conmemoran eventos históricos, religiosos o políticos, hay como una energía que se libera, similar a aquella que produjo el evento inicial.
Se aproxima el día de nuestra Independencia. En nuestro corazón palpita un latido, donde cada uno rememora un trabucazo libertario. Nuestro corazón siempre latiente es una advertencia de que no cesarán los trabucazos a cada intento de socavar nuestra nacionalidad.
En la historia de los pueblos siempre ha habido patriotas y traidores. Nadie es profeta en su tierra y muchas calumnias se levantan contra los verdaderos patriotas. Sin embargo, el traidor es a veces creído y enaltecido, pues con sus artimañas confunde, crea caos y tergiversa verdades.
La traición es la peor, la más deleznable y más baja condición humana concebible.
La calumnia y la blasfemia es traición, pero la vacilación y la pusilanimidad también colinda con la traición.
Hoy día, a poco de conmemorarse nuestra gloriosa independencia es cuando aprovechando esa energía que hablamos al principio, debemos redoblar nuestro juramento patrio; la cresta de la ola nos levantará más alto y podemos blandir nuestra bandera tan alto como el límite del firmamento lo permita.
La Patria es una enorme célula-madre que alumbra héroes; hijos incólumes donde ella misma manifiesta su propia identidad.
En estos momentos se lleva a cabo una batalla silente, subterránea, subliminal, donde se luchan conceptos cobardes y traicioneros por un lado y viriles y leales por el otro. ¡No nos perdamosÖ se está en pie de lucha!
Se quiere hacer reinar confusión en base a nuestra identidad racial, porque el traidor ama la confusión, pues le permite aprovechar el desorden para conseguir prosélitos que ignorantes caen en las redes de su telaraña.
Hoy clamamos porque esa energía que se aproxima comandada por Dios, flanqueada por las espadas ígneas de seres angélicos que insuflaban las almas de nuestros héroes, permee nuestros corazones y realicemos que vivimos momentos cruciales donde se requiere de toda nuestra conciencia nacional para defender la Patria de aquellos que pretenden resquebrajar nuestra identidad dominicana; lúcida, incólume y cristiana y fundirla con un primitivismo que se pierde en la escala filogénica.
No queremos meditar en el alcance de las palabras de Duarte: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán víctimas de sus maquinaciones”. Pero la imagen del cadalso flota ante nuestra mirada.
¡La desidia, la indiferencia y la cobardía ante los hechos que enfrentamos, tarde o temprano quedarán sepultados bajo la gloriosa enseña tricolor! ¡Somos cristianos, no pidamos el cadalso a los traidores!Ö ¡Los traidores nacen muertos!