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ORLANDO DICE

Aviso de cambios

LUNES DE DECRETO.- El invento no funcionó, y es una pena, pues mantuvo en expectación a los interesados y los curiosos toda la tarde del pasado lunes. La preview de los decretos, anunciarlos antes de firmarlos y emitirlos pareció un marketing novedoso e interesante. Un conocer al dominicano, que no asiste a la corrida de toros, pero que gusta de ver sangre en la arena. ¿A qué venía el caso? Se pensó que era para desviar la atención del artículo de Leonel Fernández en que este aparecía muy cercano a los grupos de oposición. O que se procuraba de ese modo salir de los nombramientos o cambios, quitar esa presión antes del 27, de manera que el público se centrara en la rendición de cuentas que hará el presidente ante la reunión conjunta de las cámaras. Discurso, tedeum y tal vez ofrenda floral ante el Altar de la Patria sin el morbo de a quién nombrarán o a quién destituirán en la fecha. El escenario se montó y parecía perfecto, y como la información fue dada por el ministro Administrativo, no había duda de que así sería. En vez de lunes zapatero, lunes de decreto...

NO ERAN LIEBRES.- La segunda fase no fue menos intrigante. 49 movimientos, y 50 con uno del martes, no es una cantidad usual, acostumbrada. Se nombran muchos y de golpe, pero no tantos, y menos en una administración vieja como la de Danilo Medina. Al inicio se explica, en la parada, pero no cuando la guagua va en la carretera. ¿A qué juntar a tantos si por dosis se asimila mejor cualquier medicamento? No se pensó en el momento, pero sí después de hacer revisión y pasar balance. Se quiso pasar gato por liebre, y en una fecha inapropiada: Víspera del Día Internacional del Gato. No funcionó la premier, pero tampoco la película en cine. Errar es de humano decían los latinos, pero parece que no de políticos, y menos de gobierno. Nadie perdona los gazapos en los decretos del pasado lunes, y el ánimo más que correcto. Puede darse una equivocación, pero no varias, y menos si se dan de corrido. El presidente se defendió de la designación de Vantroi Suazo con un “no lo sabía”, y pudo no saberlo, pero sí su entorno. Los filtros no funcionaron, y como hubo daño, no basta con solo registrar la experiencia, sino que debe corregirse el dispositivo. La buena fe se presume en los negocios privados, pero no en los públicos. La amonestación se impone, e incluso un decreto...

ESE DAR TIEMPO.- La culpa de esta situación podría atribuirse al procedimiento de no hacer cada cosa en su momento y dejarlas juntar. La administración es lenta, displicente y de velocidad medida. No es verdad que esos nombramientos o cambios fueron decididos el pasado fin de semana. El de Fello Suberví ya hedía a barco viejo, y el dirigente perredeísta era objeto de burla de sus amigos que no entendían porqué no se le designaba en una alta posición. Los records o el average de Suberví eran para ocupar un puesto importante, pues tiene una hoja de vida envidiable: diputado, alcalde, secretario de Estado. La presidencia de un consejo no era lo más apropiado, pero si esa era lo decidido y él había aceptado ¿a qué esperar tanto? Ese bigote no aguantaba más tinta. E igual con los demás. No es posible que no se advirtiera lo del viceministro de la Juventud, o del nuevo cónsul en Haití, o del asesor en Desarrollo Territorial. Todos envueltos en situaciones feas y que fueron reseñadas en la prensa. ¿Descuido u olvido? Esa sería la cuestión. Solo que ni uno ni otro satisfacen a una opinión pública que observa y repudia esa manera desaprensiva de manejar asuntos de Estado. ¿Cómo poner al gato a cuidar la carne, que sería nombrar cónsul a un individuo que fue sometido por tráfico de personas? Las redes se ganaron un cien en la ocasión, pues detectaron las fallas al instante...

EL RASTREO.- La lista de los nombramientos habrá que revisarla de nuevo, a modo de rastreo y buscando otros gazapos, pues quien se equivoca en tres, puede hacerlo en cuatro y en cinco. El servicio exterior, por ejemplo. Ver los que son del canciller Miguel Vargas, o los que responden al presidente Danilo Medina, e incluso los que eran de Leonel Fernández y ahora quedan en el aire. Nadie puede pensar que todos esos movimientos buscan mejorar la eficiencia de la administración, y sí pagar deudas políticas, o apartar del camino a personajes que tienen su propia historia. Rémoras que van a otros templos y rezan ante altares diferentes. El chisme no ha llegado, pero debe venir en camino, pues la comunidad de dominicanos en el exterior no se calla nada, todo lo dice, y lo peor, lo vocea. Los que se fueron pero no se fueron y se desenvuelven en el campo de la política, no tienen mucha prensa. Sin embargo, allá y entre ellos parecen un senado romano, y en sus ropas cargan dagas y se las clavan. Si fueran escenas de Shakespeare sería corriente oír: “...hasta tú, Bruto”. La política entre los dominicanos que viven fuera es tan utilitaria o clientelista como la local. Solo que se disimula o sale a flote cuando se produce algún escándalo...

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