Llamado a la conversión

Con el miércoles de ceniza se inicia la Cuaresma en la que la Iglesia hace un llamado a la conversión. Pero qué es la conversión. Se trata de que se produzca un cambio en la conducta y de todos los supuestos en que hasta ahora se ha cimentado el modo de ver y actuar en el ámbito en que alguien desenvuelve su accionar.

Para apreciar esto solo hay que observar a nuestro alrededor a aquellos que viven bajo la esclavitud de sus criterios y manera de vivir. De esta manera se encuentran los que transitan en este mundo bajo falsos criterios y viven descontentos porque no han encontrado los verdaderos valores que le aseguren la felicidad. A la gente que vive así se le presentan cantidad de ofertas y promesas que nunca van a llenar los vacios existenciales que tienen. No obstante, Jesús con su propuesta de salvación propone su forma de vida que obedece a los criterios de Dios que son seguros pero difíciles, y que si bien de primera intención no se ven de esta manera, al aceptarlos se inicia una nueva forma de ver la vida conforme a los criterios divinos, y solo entonces se acaba por experimentar la verdad. Para tener una idea bajo cuales criterios fundamenta la Iglesia vivir este tiempo de Cuaresma y diría que siempre, basta leer el evangelio de San Mateo (6,1-6, 16-18) que los expone y resumo así: Cuidar de no practicar la justicia delante de los hombres solo para ser vistos; cuando se haga una limosna que no se cacaree; cuando se ore que no sea en público para ser visto; cuando se ayune, no poner cara de afligido.

La palabra de Dios es bien precisa y contundente, porque quien hace esto así es un hipócrita y ya tiene su paga, en cambio aquel que hace una limosna sin que nadie lo sepa, que ora en secreto y que ayuna sin ser visto el Padre lo recompensará.