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EN LA RUTA

Navarro

Aparte de haber sido sincero al admitir que como todo político en su momento aspira a dirigir los destinos de la nación, lo que le desatado todo un avispero, el ministro de Educación, Andrés Navarro García, también está pagando las consecuencias de tratar de implementar los cambios y mejoras que requiere el sistema educativo del país.

Arquitecto y planificador de formación, Navarro, con una sólida experiencia administrativa desarrollada primero como director de Desarrollo del antiguo Consejo Nacional de Asuntos Urbanos; titular de Planeamiento Urbano de la alcaldía del Distrito donde también fue secretario Técnico y General; jefe de gabinete del ministerio de Obras públicas y posteriormente canciller de la república, no se ha ahorrado esfuerzos para insertar al Ministerio de Educación (MINERD) en un modernismo gerencial basado en la eficiencia.

Gestiones que como todo en la vida han encontrado la reticencia de sectores que se oponen a los cambios, pero que en adición a eso también se aferran a oscuros intereses particulares.

Aún con una larga lista de tareas pendientes (de todo tipo...), la Educación es uno de los puntos luminosos de la administración del presidente Danilo Medina, único mandatario en asignarle el 4 por ciento del producto Interno Bruto. La ejecución de la tanda escolar extendida, con desayuno, almuerzo y merienda que hoy benefician a más de un millón 200 mil alumnos; la construcción y reparación escuelas, la conversión de liceos a politécnicos, así como el entrenamiento informático, entre otras cosas, lo dejan bien claro.

Logros respaldados por apoyo a la calidad de vida y a la capacitación de los docentes, entrega de computadoras a estudiantes y profesores y la instalación de programas piloto de aulas completamente digitales, entre otras iniciativas pero que deben estar acompañadas de un recurso humano afín y para lo cual se han hecho los levantamientos y las evaluaciones correspondientes.

Visto todo, la crisis que la Asociación de Profesores ha hecho para que la designación de los directores regionales y distritales no sea en base a ternas por habilidades, méritos y competencias, es un infantilismo retrogrado, carente de asidero jurídico, lógico y moral, y que muestra la existencia de mentalidades boicoteadoras que no se dan cuenta que ya el mundo cambió.

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