Los salmos y la corrupción

Tomemos hoy el Salmo 32, el cual habla del reconocimiento de la corrupción. Es un salmo muy hermoso para todos aquellos que en su corazón sienten el deseo de cambiar, que sienten sus manos sucias y necesitan lavarlas, que sienten en su conciencia que no han hecho lo debido y tal vez no saben qué hacer.

El reconocimiento de la corrupción obtiene siempre el perdón; recordemos continuamente que Dios no quiere la muerte ni la condena del corrupto ni del corruptor, sino que se conviertan y vivan. Cuando hablamos de la corrupción, estamos buscando la salvación del que se corrompe o del que corrompe. Por eso este salmo, el salmo 32, es una hermosa invitación a todos aquellos que sienten que deben cambiar en algo, que deben cambiar su conducta, su modo de actuar y rehacer su vida.

El salmo 32 es el salmo al reconocimiento de la corrupción: a pedir perdón, a retornar lo que no es propio y continuar la vida según los mandamientos de Dios.

Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.