Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Dos países, dos realidades

La ley es lo único que hace a las personas iguales, no importa su condición social o económica. De ahí que aquellos países donde impera el gobierno de las leyes y no el de los hombres han progresado en lo económico, en lo político y en lo social. Algunos ejemplos son ilustrativos de esta realidad. Corea del Norte y Corea del Sur tienen historias conmovedoras de éxitos y fracasos que valen la pena compartir.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial el 15 de agosto de 1945, Corea fue dividida en dos, conforme un acuerdo celebrado entre Estados Unidos y la Unión Soviética, quedando el territorio ubicado al sur bajo la administración de Estados Unidos y la parte norte por Rusia. Cinco años más tarde (1950), Corea del Norte invade a Corea del Sur. Esta guerra fue apoyada por Estados Unidos, la Unión Soviética y China, quienes defendían sus respectivos intereses en el sur y norte de la península coreana. Fue una guerra cruel, destructiva y sanguinaria. Más de 3 millones de personas perdieron la vida en tan sólo tres años que duró el conflicto armado (25 de junio de 1950 al 27 de julio de 1953). Es decir, murieron un millón promedio por año, o lo que es lo mismo más de 83 mil personas mensuales, más de 2 mil 700 personas todos los días. Ambos países se conocen como “República de Corea” (Corea del Sur) y “República Popular Democrática de Corea” (Corea del Norte). Seis décadas después, la vida, la salud, la educación, la riqueza, la prosperidad y el desarrollo de Corea del Sur y Corea del Norte son diametralmente opuestos.

Corea del Sur exhibe hoy uno de los mejores sistemas educativos del mundo; en el año 2013 registró 12 mil 400 patentes de nuevos productos, en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI); cuenta con más de 5 mil 400 científicos investigadores por cada millón de habitantes; su producto interno bruto (PIB) supera los mil 900 billones de dólares (2016), ocupando el lugar número 13 del ranking mundial; su índice de desarrollo humano (IDH) se considera muy alto, situándose en 0.901; la esperanza de vida es de 82 años; los años de escolaridad se ubican en 16.6; el Ingreso Nacional Bruto por habitante es superior a los 34 mil dólares, ocupando la posición número 12 a nivel mundial y la posición 18 por el índice de desarrollo humano.

Estos logros de Corea del Sur en términos de prosperidad y bienestar social, se deben en primer lugar, a su sistema de gobierno, organizado de forma democrática y en el cual existe una clara división de los poderes, permitiendo la fortaleza y el respeto por parte de los ciudadanos a las instituciones jurídicas, políticas y económicas que conforman todo el sistema.

En segundo lugar, han tenido gran incidencia las grandes inversiones que desde hace más de 5 décadas ha realizado esta nación en su sistema educativo, logrando altos estándares de alfabetización y escolarización.

Gracias a la seguridad jurídica que existe en esta nación, las empresas iconos (Samsung, Hyundai y muchas otras), han realizado grandes inversiones, aprovechando el capital humano formado, para el desarrollo de sus productos, que hoy representan una marca país. Esta nación del este asiático, centró su desarrollo además en el fomento de la industrialización, las exportaciones y la transferencia de tecnología.

Una de las características de la economía surcoreana, es el incentivo que reciben las personas para desarrollar actividades económicas, y el derecho a la libre empresa, que permite a cada individuo elegir el tipo de negocios que desea emprender. Estos emprendimientos están respaldados por un marco jurídico eficaz, transparente e imparcial, que dan seguridad a la propiedad privada y un sector público que brinda servicios a los ciudadanos en igualdad de condiciones. Todo esto ha convertido a Corea del Sur en una “economía milagrosa”.

En Corea del Norte el panorama es diferente. Este país vive bajo una dictadura desde 1945. El primero de los dictadores fue Kim Il Sung (1948-1994); el segundo su hijo, Kim Jong Il (1994-2011); y el tercero su nieto, Kim Jong Un (desde 2011).

Su educación está condicionada a garantizar la lealtad de los ciudadanos al régimen imperante. El 60% de los textos escolares se centra en lecturas de Kim Il Sung y Kim Jong Il o sobre ambos y su familia.

Los norcoreanos viven con muchas precariedades. El bienestar de sus habitantes es diez veces menor que sus vecinos de Corea del Sur, lo que se evidencia en su baja expectativa de vida. No existe la propiedad privada ni el libre mercado, para que los ciudadanos puedan intercambiar bienes y servicios económicos; el sistema estadístico funciona con deficiencias, por lo que es casi imposible tener informaciones oficiales confiables; la industria no se ha desarrollado y el sector agropecuario apenas produce para satisfacer la demanda de una mínima parte de la población.

La dictadura ha restringido las libertades y es opuesta a la innovación y a las nuevas tecnologías. Los jóvenes de Corea del Norte están sumidos en la pobreza, sin iniciativas, sin creatividad y sin educación de calidad que los prepare para enfrentar los retos del futuro. En las escuelas no hay libros ni computadoras y su enfoque educativo se fundamenta en la promoción por distintos medios del régimen imperante y el elogio y admiración al líder. Las estadísticas económicas ponen de relieve las precariedades de Corea del Norte y el bajo nivel de vida de su población. De 195 países a nivel mundial, se sitúa en el lugar 124 respecto del volumen de su producción de bienes y servicios.

El Producto Interno Bruto por habitantes es tan solo 550 dólares (2013), ocupando el lugar 184 en el mundo; los habitantes viven en promedio 71 años; el gasto en salud es apenas 322 dólares por habitante; su balanza comercial es negativa y su tasa de mortalidad infantil es de 8.75% por cada mil niños nacidos vivos y viables (2015).

Una península dividida en dos países, con dos realidades distintas. En Corea del Sur hay progreso económico y social, mientras que en Corea del Norte represión, pobreza, marginalidad y el subdesarrollo. La diferencia no se debe a la geografía, la cultura o el idioma. En Corea del Sur los gobiernos se someten a lo que dispone la Ley. En Corea del Norte impera la frase del Rey Luis XIV de Francia “El Estado soy yo”.

Tags relacionados