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En defensa de Abel

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Vinicio A. Castillo SemánSanto Domingo

He querido dedicar este artículo para hacer una defensa pública de la gestión del buen amigo, alcalde de Santiago, Abel Martínez Durán, quien es hoy blanco de una campaña mediática que busca presentarlo como un “desaforado” al que “se le ha ido el cargo a la cabeza” y que “le ha cogido con pelear con todo el mundo”.

El alcalde de Santiago encontró un gran desorden en la segunda ciudad del país y la capital del Cibao, que había perdido vertiginosamente el esplendor y orden que había logrado en otras épocas, diferenciándose de otras provincias y ciudades del país.

Yo quiero felicitar y dar apoyo a Abel porque para “meterle el pico” al desorden que encontró en la Ciudad Corazón no le ha temblado el pulso para enfrentar grandes y variados intereses, que durante los últimos años se acomodaron al caos municipal y a la práctica de que todo el mundo podía hacer lo que le daba la gana.

¡Qué bueno que Abel está peleando con casi todo el mundo en Santiago, si lo está haciendo para poner el orden y hacer valer las leyes y reglamentos municipales! Es una experiencia de un joven funcionario electo que no se ha amoldado a la política light del marketing, aquella que le dice y le aconseja que no debe ser conflictivo. La pregunta es ¿conflictivo con quién, o contra quién?

Ninguna sociedad en descomposición y desorden como la nuestra puede ser reformada sin conflicto grave con los intereses creados y, lo que es más importante, con toda una peligrosa cultura que se ha fortalecido en las últimas décadas, que hace que el dominicano entienda que puede vivir “como chivo sin ley” en todo lo que se refiere al irrespeto a las normas de convivencia social de la cotidianidad.

Hay grupos poderosos mediáticos que no le perdonan a Abel Martínez tener una línea clara y firme en defensa de la soberanía dominicana con el tema de la invasión haitiana. Abel no ha cedido al chantaje mediático; desde que fue presidente de la Cámara de Diputados siempre mantuvo una actitud vigorosa alertando al país y a las autoridades del grave problema de la invasión pacífica y masiva de haitianos ilegales en las cinco provincias fronterizas y en su ciudad natal, Santiago.

Cuando llegó al mando de la Alcaldía, emprendió un adecentamiento de la ciudad de Santiago que, al cabo de poco más de un año de gestión, hoy luce transformada en el tema del orden municipal. Los miles de emigrantes haitianos que se habían adueñado prácticamente de las calles de Santiago han sido desalojados. El ornato, la limpieza y la organización están en proceso de consolidación, por lo que el alcalde Abel Martínez Durán debe de tener el respaldo, no sólo de su comunidad, sino de todo el país. Lo que está haciendo Abel en Santiago debe ser imitado por todos los alcaldes de la nación, al margen de intereses partidaristas o politiqueros.

Estoy consciente de que detrás de la campaña contra el amigo Abel Martínez y su labor como alcalde de Santiago subyacen celos políticos, tanto internos como externos en su propio partido. Personas de liderato local y nacional que tienen temor de que su éxito municipal y su línea clara y definida en defensa de la soberanía dominicana frente a la invasión haitiana pueda catapultarlo a aspiraciones futuras de otra naturaleza. Esos son los avatares y las reglas amargas de las luchas políticas. Debemos estar al margen de este tipo de consideraciones, y apoyar todos, la valiente y eficiente gestión de Abel Martínez Durán como alcalde de Santiago. La Ciudad Corazón ha vuelto a brillar.

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