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EN LA RUTA

El 2018

El nuevo año está aun en pañales y como todo recién nacido muestra un rostro amoroso, tierno y cándido.

La oportunidad para proyectar planes y metas que permitan ver resultados favorables cuando nos toque despedirlo 365 días después.

Que el gobierno haya declarado este año como de Fomento a las Exportaciones es una señal positiva.

Prepararnos para producir y colocar adecuadamente nuestros productos, sean bienes o servicios en los diferentes mercados, aumentará las ventas, incrementará las divisas, fomentará el empleo y redundará en beneficio de la calidad de vida de todos los ciudadanos.

A diferencia de otros países y para disgusto de voces agoreras y mal intencionadas, el nuestro tiene una macroeconomía saludable, con una inflación y un tipo de cambio controlado, así como un clima de inversión favorable y buenas puntuaciones por parte de las calificadoras internacionales.

La pujanza, crecimiento y fortaleza de sectores como el turismo, las zonas franca, el comercio y la agropecuaria, así como el agresivo programa de construcción que desarrolla el gobierno en carreteras, escuelas, hospitales y agua potable y que en este año empiece a funcionar la Central Termoeléctrica Punta Catalina generan tranquilidad y confianza.

Por tanto es ocasión para el optimismo y para la renovación de energías, pero también para el compromiso con una serie de temas y de tareas preocupantementes pendientes.

La inseguridad ciudadana, los feminicidios y el combate a la corrupción, obligatoriamente deben marcar la agenda del 2018.

El 2017 dejó importantes asuntos sobre la mesa, algunos de ellos, como el de la Ley de Partidos Políticos, arrastrados de años anteriores y que urge tengan definición en este.

Cuestiones neurálgicas para la nación como la firma del pacto eléctrico y la aplicación con su debido reglamento de la Ley 63-17 para corregir el caos existente en el tránsito terrestre.

Pero por encima de todo, la respuesta judicial que se le debe dar a los casos de corrupción que actualmente se conocen en los tribunales y donde por las experiencias pasadas, una buena parte de la población, acostumbrada a que aquí el que la hace no la paga, asegura que finalmente no parará nada.

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