Venezuela sigue al revés
Algunos ámbitos políticos consideran que la oposición ha perdido fuelle, que se ha debilitado y que se ha fortalecido el Gobierno. Atribuyen el descenso al agotamiento, a la ausencia de las protestas callejeras causado por el clima de hostilidad y amenazas emprendidas por el régimen.
Existe un acallamiento forzado que me parecía un repliegue táctico de la oposición al lograr lo que quería: sensibilizar y movilizar la comunidad internacional, principalmente Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, que han ido poniendo candados a las puertas financieras que asistían al Gobierno venezolano. Es comprensible que esas medidas son más efectivas que seguir recibiendo la amenaza y el castigo aportando los muertos, la sangre, y los aprestamientos.
De ahí la desesperación por el “diálogo” propuesto por el madurismo y sus pocos amigos que le quedan en la región, y que como se constata no ha podido conseguir la cobertura de apoyo político y mediático esperado.
Pocos Estados importantes le han seguido la jugada de pose estrafalaria e impacto mercadológico que autoafirma que desprecia la modalidad y la legalidad democrática.
Y es que eso, ha sido el régimen venezolano autollamado “Revolución Bolivariana”, todo un teatro social, una ópera bufa de sarcasmos para ofender y maltratar a sus opositores y al mismo tiempo canalizar respuestas hirientes cada día, convirtiéndose en más audaces y atrevidos que en la “era” del mítico comandante que rivalizaba con la política formal.
Pero resulta que el repliegue es de complacencia, de aceptar la realidad con estoicismo de cristianos.
La burla a una oposición debilitada por su actitud colaboracionista con una Asamblea Constituyente ilegal que ha sustituido a la Asamblea Nacional; que ha ido a un diálogo dividida, recibe el arponazo final: prohibir administrativamente a los partidos opositores participar en las elecciones presidenciales del próximo año. Y así no se puede.
Hoy Venezuela tiene una economía fallida que ha sido parte de la avaricia y el despilfarro que ha generado la crisis política y la represiva, pertinaz método utilizado por los gobiernos dictatoriales, incapaces y pecaminosos, y lo vienen ejercitando con dedicación fanática mostrando al mundo que tienen una concepción monolítica del poder.
Han seguido la línea de la gerontocracia cubana del castrismo – castrense pretendiendo enternecer a un mundo que ya no cree en el sofisma como escudo de “bloqueos y guerras económicas” para desestabilizar el régimen.
La oposición más que detenerse en diálogos improductivos y en recibir más atropellos verbales, físicos e institucionales debe alinearse al “frente externo” contra el dictador endureciendo las medidas puestas en marcha para aislarlo de la comunidad financiera internacional restringiéndole los activos físicos financieros (bienes, bonos, etc.) que le permiten al Gobierno sobrellevar la situación.
La Venezuela actual vive todo un apagón estadístico en donde no se sabe de cifras de pobreza, empleo, salubridad, hambre, datos de economía, en fin…, y para evitar este abismo el régimen juega a hipotecar la nación a Rusia y China.
Este embrollo será posible resolverlo mediante una solución política forzada.
Realizar elecciones creíbles con un organismo electoral responsable y con observación internacional. Pero esto solo será posible por la presión internacional y la oposición parece no entenderlo.