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EL ROEDOR

Me voy de aquí

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ARISTÓFANES URBÁEZSanto Domingo

“A veces los triunfadores no son aquellos a quienes todo el mundo aplaude y reconoce. El triunfador puede ser igualmente el que venció la ambición desmedida y no fue seducido por la vanidad o el poder”. (a.u.)

1.- CUANDO ESTÉ leyendo esto estaré en Vicente Noble. Nací aquí al final de la Era de Trujillo cuando mi padre, Pasito Urbáez, dirigía la Oficina de Publicación y Control, cuando el Dr. Jaime Manuel Fernández era secretario de Interior y Policía, pero mi papá, que tenía psoriasis, decidió irse de nuevo al campo, porque él era de Cabral (Rincón) en la provincia de Barahona. Mamá, mi santa Emperatriz, era de la misma provincia, pero de Fundación, que por detrás estaba separada de Cabral sólo por la famosa Laguna. Las tilapias de Cabral son famosas, al extremo de que el pueblo sólo ha parido dos locos (uno, que lo chocó un camión, y el otro, le dice ‘loco’ a todo el mundo en una auto proyección, porque pasó por todos los cabarets de la zona intramuros vistiendo de negro, un pito y gafas también negros sonándolos como un poseso. Regresé con mis padres al Distrito Nacional a estudiar. Hoy están enterrados en esta Capital “ancha y ajena”. Papá, que tenía el tercer ACV, me pedía que se quería morir en Vicente Noble, pero a ese deseo se opusieron La Vieja, mujer de carácter fuerte y mi hermana, la médico Mirla Urbáez de Méndez, y se salieron con la suya. Lo que no sé es si Mirla va al cementerio de Peña Gómez y Balaguer a verlo. Empera está en Puerta del Cielo, Pedro Brand.

2.- LA CAPITAL, tiene el nombre del gran libro de Karl Marx, y he tenido que chupármela porque mis dos hijos y su madre (fallecida), son enfermos con su selva de concreto y soy un padre que no anda tirando los hijos a diestro y siniestro, ni tengo corazón para dejarlos en una cuna en la puerta de un hospicio, como asegura el historiador inglés, Paul Johnson, que así lo hacía el hombre del “Contrato Social”, Juan Jacobo Rousseau. Mis hijos, que no se desprenden de un celular leyendo frivolidades, no entenderán nunca (y yo aprendí hace tiempo que “los hijos se tienen para vivir con ellos, no para vivir de ellos”) y con K.G: “Los hijos son flechas, que el arquero las dispara al blanco, pero el arquero celeste es quien elige dónde impactarán”.

3.- LO MEJOR QUE ME HA DADO la Capital se llamó Juan Bosch y el PLD, aunque en los dos gobiernos peledeístas no he sido gobernado por los presidentes por quienes voté, sino por Rafael Núñez y Carlitos Pared. Somos “tristes payasos que no somos lo que queremos, sino lo que podemos ser”.

4.- LA CAPITAL Y HASTA LA VIDA, es la boca del diablo: aprendes o te enseñan. Era lo que Balaguer llama destinismo: “Si un marido celoso no mata al Coronel Lora, Trujillo no llega a ser lo el dictador que fue”. Me iré a Vicente Noble. Ya debería estar pensionado y ¡ni eso!: en la UASD botaron el expediente, y hay lugares donde no pensionan. Hasta la dieta ácida, no alcalina, sólo me falta el que me produzca el cáncer capitaleño. Hay cosas que se aprenden de repente. Ni amigos tuve, porque estuve siempre para ellos. Cada ser humano picha su juego, y mis “amigos” tenían el suyo y nunca me metieron en su alineación. No me quejo. Un médico me dijo que la musa paradisíaca o plátanos vulgaris con huevos no hacían daño. En Vicente Noble hay siempre. Y Danilo manda ahora más luz. ¡Desprecio la oscuridad! ¡Luz, luz, más luz!

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