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PASADO Y PRESENTE

Separación e independencia en la historia escolar

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Juan Daniel BalcácerSanto Domingo

A lo largo del siglo XX, en el sistema escolar dominicano existieron varios textos para la enseñanza de la historia nacional. Sin embargo, hubo un libro específico que, al decir de Frank Moya Pons, devino en una suerte de “Biblia histórica en la que estaba toda la verdad de lo que había ocurrido en la Isla desde la llegada de Colón hasta la llegada de los americanos en 1916”. Me refiero al “Resumen de Historia Patria”, de Bernardo Pichardo, que fue una apretada síntesis del “Compendio de la Historia de Santo Domingo” de José Gabriel García.

Primeros textos de historia patria. Durante la dictadura de Trujillo, de manera alternada se utilizaron otros textos para el nivel primario, pues el libro de Pichardo más bien era asignado en la secundaria. Así tuvimos una breve “Historia de Santo Domingo” para cuarto curso, y otra para el nivel quinto, de la autoría de J. Marino Incháustegui, a quien también debemos una “Historia dominicana”, en dos volúmenes, incluida en la “Colección del 25 Aniversario de la Era de Trujillo”, conjunto de obras apologéticas publicadas cuando la dictadura conmemoró pomposamente cinco lustros de opresión y dominio. Hacia 1944, con ocasión del centenario de la República, vio la luz pública otro libro, que también se utilizó como texto escolar, cuyos grabados concitaban el interés de no pocos estudiantes sobre todo por la forma casi simiesca -para utilizar un término del ingeniero José Israel Cuello- con que el ilustrador representaba a los personajes haitianos en contraste con las “refinadas” fisonomías de los dominicanos. Se trata de “Historia gráfica de la República Dominicana”, texto de José Ramón Estela e ilustraciones de José Alloza Villagrasa. En 1969 tuvo lugar la última reimpresión del “Resumen de historia patria”, con notas del historiador Emilio Rodríguez Demorizi; pero, entre 1969 y 1977, la Secretaría de Educación autorizó el uso de una obra de Jacinto Gimbernard titulada “Historia de Santo Domingo”, una versión más actualizada que el libro de Pichardo, que había sido escrito hacia 1921. Como puede constatarse, entre 1922 y 1976 diversas generaciones conocieron el pasado dominicano a través de los textos recién citados, caracterizados por su contenido narrativista, providencialista, hispanista, racista y tradicionalista.

Separación e independencia. ¿Cómo abordaron los autores de los textos citados el tema de la independencia nacional al igual que las ideas políticas de Juan Pablo Duarte? ¿Qué dijeron y qué omitieron? En el concepto de los historiadores tradicionales la “independencia nacional” significaba lo mismo que “separación”, un término muy en boga en época de la Proclamación de la República. Como se sabe, separación fue el término utilizado por el sector conservador en contraste con el de independencia, que postulaban Duarte y los Trinitarios. El vocablo “separación”, incluso, forma parte del encabezado del célebre documento que circuló en Santo Domingo el 16 de enero de 1844 conocido como “Manifestación de los pueblos de la parte del este de la isla, antes Española o de Santo Domingo, sobre las causas de su separación de la República haitiana”. Resulta curioso que, en ese texto político, considerado nuestra Acta de Independencia, no se menciona la palabra independencia; y es que su redactor, que lo fue Tomás Bobadilla, prestante figura del sector conservador, se cuidó de no utilizar dicho término, primero porque él no profesaba la doctrina liberal de los trinitarios y, segundo, porque se trataba de un concepto clave del discurso de los nacionalistas, sector con quienes en modo alguno deseaban identificarse los conservadores.

Realidades distintas. En los primeros textos de historia patria utilizados en el país los vocablos de separación e independencia aparecen como si fueran sinónimos, a pesar de que desde una perspectiva ideológica expresaban realidades políticas distintas. En el segundo volumen de la “Historia de Santo Domingo”, José Gabriel García, al reconstruir el período durante el cual se gestó el movimiento nacionalista acaudillado por Duarte, lo tituló “Período de la separación dominicana”, y fue a partir de esa obra que en la historiografía tradicional comenzó a hablarse de “separatistas” y “anti-separatistas”. De manera que, con posterioridad a la obra de García, los textos destinados a la enseñanza en las escuelas siguieron esa tradición y sus autores se empeñaron en vincular el concepto de libertad con el de separación definitiva del gobierno haitiano, aun cuando también sabemos que solo Juan Pablo Duarte y los trinitarios fueron los que propugnaron por la independencia pura y simple y por la creación de un Estado libre e independiente de toda dominación extranjera.

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