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EN LA RUTA

Margarita

Para nadie es un secreto que en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se libra un combate político aunque con armas jurídicas. Detrás de la disyuntiva de aprobar primarias abiertas o cerradas en el proyecto de Ley de Partidos que se conoce en el Congreso Nacional, están la pugna entre los sectores del presidente Danilo Medina y del ex mandatario Leonel Fernández por la candidatura presidencial en el 2020.

La temperatura del discurso, principalmente del bando de Fernández quien se opone al modelo abierto, ha subido en los últimos días y muchos observadores sostienen que esa discrepancia pudiera llevar a la división del colectivo oficialista, sobre todo si Leonel no pudiera convertirse en candidato, o si Medina se presentara a un nuevo mandato.

Y es justo en medio de este escenario cuando la vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño de Fernández, proclama que en el partido no habrá reelección ni división. Palabras categóricas que, dada su particular y cautelosa condición de esposa de Leonel, y segunda a bordo de Danilo, pudieran dar a entender que se habría decantado por la postura de su marido. Sin embargo, y lejos de eso, la de la Cedeño fue una posición política donde ha mostrado una fina habilidad, no procura apoyar ni a uno ni al otro sino a ella misma. Desde hace muchos años Margarita, de indiscutibles condiciones, tiene un proyecto presidencial, por tanto es de entender que ante una soterrada y mal disimulada crisis, ella aproveche el escenario para mandar un mensaje como tercera opción de solución e insuflar a sus parciales. En lo que sí parece tener razón la también miembro del Comité Político del PLD es en descartar la división del grupo. Y no porque la situación no esté preocupante, sino porque en virtud a las experiencias documentadas del pasado reciente, ese partido, a diferencia de otros, ha demostrado tener la suficiente inteligencia emocional como para saber distinguir al contrario del enemigo y saber seleccionar el mal menor. Pero por encima de cualquier cosa, en tener muy claro que cuando dos elefantes pelean las consecuencias las paga la selva y si hoy en el PLD hay una situación que pudiera llegar a ser un problema no es menos cierto que la misma se resuelve (para lo que sea) con una reunión entre dos personas...pero ellos solos.

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