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PUNTO DE MIRA

Un escrito contra César Medina

La semana pasada alguien enganchó mi nombre en un adefesio escrito contra César Medina.

El propósito claramente era enchinchar.

Poner a pelear a dos periodistas.

La publicación a mí atribuida causó un revuelo tremendo. Los enemigos del quebrantado columnista batieron palmas pero la personas se extrañaban que me pusiera en el pelotón de fusilamiento de una reputación.

No iba a aclarar nada porque mis lectores saben cómo escribo y enfoco los temas, sin embargo, esta situación me llevó a una refl exión de cómo las redes sociales se pueden prestar a la mentira, al engaño y la cobardía.

Hagamos un poco de historia. El texto contra César fue publicado en el periódico digital “LoQueSucede” bajo la autoría de Miguel Ángel Velásquez y aparentemente copiado por alguien que suplantó esa fi rma con mi nombre.

Luego se supo que el real autor es Efraín Santana, quien lo había publicado tiempo atrás en Facebook.

Velásquez puede ser un seudónimo pero Santana no, él es un norteamericano de origen dominicano que en su juventud hizo estudios en Rumanía y luego en España. Creo que se fue a vivir a Puerto Rico o Estados Unidos.

Retirado vive en La Romana. No es escritor pero gusta escribir en Facebook.

Ya antes había criticado a César.

Un entrañable amigo que conoce Santana le explicó mi rechazo al texto que me atribuían. El autor le agregó que también Josefi na del Grullar supuestamente había plagiado su artículo contra César y que incluso un diario caribeño lo consultó sobre el presunto plagio por parte de Freites.

Santana, Velásquez y Grullar fi rmaron un texto contra César Medina y pasó inadvertido, pero cuando le pusieron mi nombre explotó en las redes. Dio la vuelta al mundo. Fusil contra fusil.

Máscara contra cabellera. El morbo y los que carecen de valor para lanzar sus anatemas me tomaron de escudo para airear sus rencores contra una persona en lucha contra la adversidad.

No tengo que excusarme ni defender a César Medina. Hace décadas nos conocemos, sabe quién soy. Además, existimos entre el agasajo y el improperio.

Muchos hablan bien y otros malísimo de los que escriben. La situación de César lo obliga a concentrarse en su tratamiento.

Por ahora no puede defenderse en el campo del honor. Hago constar que el señor Santana está molesto porque hayan plagiado su urticante opúsculo que por fi n se lee bajo otras fi rmas. La manipulación le robó su gloria.

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