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Millonarios pro-impuestos

George Soros es un estadounidense de origen judío con una fortuna de más de 25,000 millones de dólares (1.2 billones de pesos). Su fama como manejador de inversiones se catapultó cuando en un día, el 16 de septiembre del 1992, ganó mil millones de pesos especulando con la libra esterlina.

Eilen Fisher es una famosa diseñadora y empresaria norteamericana con unas 60 tiendas para ventas al detalle, con más de 1,200 empleados y con beneficios de más de 300 millones de dólares al año.

Ben Cohen y Jerry Greenfield son los fundadores de la famosa empresa Ben & Jerry’s que produce helados, yogurt y sorbetes y que han acumulado millones de dólares en beneficios.

Aunque en actividades y negocios diferentes una cosa une a estos ricos: Que no le rebajen los impuestos.

Ellos no están solos en su causa, unos 400 millonarios y multimillonarios norteamericanos están pidiendo lo mismo, entre los que se encuentran también Steven Rockefeller y Bob Crandall, expresidente de la línea aérea American Airlines.

Conformados en un grupo llamado “Riqueza Responsable”, estos ricos estadounidenses señalan que: “No es este (la rebaja de impuestos) el camino para crear puestos de trabajo y fortalecer la economía, sino el de invertir más en el pueblo norteamericano…..

(esto) favorecerá la desigualdad y aumentará la deuda”.

Bill Gates, de los fundadores de Microsoft, y con una riqueza estimada de 90,000 millones y Warren Buffet, inversionista con un patrimonio que ronda los 80,000 millones de dólares, han sido de los que en muchas ocasiones se han pronunciado en contra de la disminución de los impuestos.

Buffet en el 2011 le escribiría una carta al presidente Barack Obama diciéndole que: “Mientras las clases medias y bajas combaten por nosotros en Afganistán, mientras los norteamericanos luchan por ganarse la vida, nosotros los mega ricos continuamos teniendo exenciones extraordinarias”.

Estas posiciones se han estado publicando debido a la discusión que se da en la actualidad sobre la reforma impositiva impulsada por el presidente Donald Trump y el Partido Repubicano.

Existen dos versiones de reforma, la de la Cámara de Representantes que fue aprobada el jueves 16 de este mes de noviembre, y la del Senado; y aunque hay diferencias entre una y otra, se mantienen visiones coincidentes: bajar la tasa impositiva de las personas jurídicas de un 35% que hay en la actualidad, a un 20%, disminuir los tramos impositivos de las personas físicas y bajar el tramo marginal más alto.

Asimismo, incrementar la herencia no gravada de 5.5 millones de dólares (unos 260 millones de pesos) a 11 millones (520 millones de pesos). Se eliminan algunas exenciones, se bajan otras, y se duplica el deducible del impuesto sobre la renta a las parejas de 12,000 a 24,000 dólares anuales.

Aunque todas estas medidas pasarán recursos del Gobierno al sector privado, sus resultados podrían afectar la salud futura de la economía y podrían tener efectos negativos en una parte de la población más vulnerable de los Estados Unidos.

Según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso norteamericano el déficit fiscal en los próximos diez años se incrementará en 1.5 billones de dólares, mientras que otras instituciones estiman que la deuda subirá en unos cinco billones.

En razón de que el Congreso ha puesto límites al nivel de la deuda se espera que para evitar un alza desmesurada de ésta se haga un recorte significativo en los programas sociales: Medicare, Medicaid, Obamacare, asistencia para viviendas, estudios y para crianzas de los niños. Convirtiéndose en el peor escenario imaginado por los empresarios pro impuestos.

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