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PANCARTA

Marcelo Jorge, alguien con mucho por hablar

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RAÚL PÉREZ PEÑA (BACHO)Santo Domingo

Poco hago con dedicarle esta Pancarta al ingeniero Marcelo Jorge, recientemente fallecido, porque el respeto que le profesaba, aún sin verlo con frecuencia, me haría emanar una serie de artículos. Prefiero entonces acogerme a las siguientes palabras de Fidel Pérez, no porque tenga un doctorado en ingeniería hidráulica, sino porque compartió actividades profesionales durante cuatro años con Marcelo. “Haber trabajado con Marcelo, es más que haber sido su alumno”, dice Fidel.

“Marcelo Jorge fue un ser fuera de serie, extraordinario. Íntegro en lo más mínimo. Profesional sobresaliente. Sumamente capacitado e inteligente; con una preparación de base que no se ve comúnmente, y poseedor de una gran reserva de conocimientos”.

“Si alguien propiamente creía que sabía de ingeniería, no era sino hasta que conversara con Marcelo, quien con humildad compartía su conocimiento, cosa que ayudaba a que más bien ese alguien se motivara a aprender más”.

“Marcelo era un funcionario atípico, quien ejerció cargos de alto nivel, habiendo sido parte de un gabinete de Gobierno, sin lucrarse, sin cambiar su estilo de vida, sin convertirse en un engreído, siendo siempre honesto... Educado, no sólo por su amplia formación académica, sino también por su forma de ser, su comportamiento y trato con la gente”.

Cuentan que Marcelo era intransigente, pero con los criterios correctos en las obras de ingeniería en que debía emitir su opinión.Se supo de un fuerte golpe suyo en la mesa en que se debatían los fundamentos técnicos de una obra.

Marcelo no era único, pero era un ícono. Valga el “rejuego” de palabras.

Para quien escribe, Marcelo Jorge demostró con su vida, como ciudadano humilde y como funcionario y profesional de la ingeniería, que no es verdad que “la corrupción nos corre por las venas”. Tras décadas de conocer a Marcelo, me siento orgulloso de haberlo tratado, como a otros que integran lo que algunos consideran una “especie en extinción”.

Deseo entonces ampliar mi inclinación ante los íconos profesionales y ciudadanos que como Marcelo pueden citarse como técnicos y esperanzas humanas y sociales, demostrativas de que “hay patria todavía”.

Reitero mis condolencias para su esposa e hijos, y demás familiares de Marcelo Jorge.

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