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EN LA RUTA

En la Ruta Indolencia del CMD

Si dentro del criterio de igualdad que debe regir a toda sociedad democrática existieran grupos con consideraciones especiales, uno de ellos tendría que ser el de los médicos.

Y es que ellos, como responsables de cuidar la salud de los ciudadanos, merecen ser bien tratados no solo con salarios, compensaciones y seguridades adecuadas, sino con las estructuras, el instrumental y las tecnologías necesarias para su mejor desempeño.

Los atrasos que históricamente ha acumulado nuestro sistema sanitario, conjuntamente grandes desenfoques gerenciales, de visión y sobre todo, a la lucha de intereses, dificultan, pese a los esfuerzos, la implementación inmediata de un modelo óptimo de atención en la red se servicios públicos.

Sin embargo, por más validos que puedan ser los reclamos de los galenos, estos pierden toda legitimidad cuando son hechos utilizando al paciente como punta de lanza. Tres jornadas de huelga en menos de un mes es una insensibilidad que va en contra del carácter ético y humanista del juramento Hipocrático que rige la medicina.

Al anunciar -muy orondo- sus nuevos paros para mañana y pasado, el presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), Waldo Suero, proclama que van a hacer “temblar al sistema” sin importarle que quienes verdaderamente van a temblar son esos pacientes (pobres por demás) que tendrán que volver a esperar varias semanas para que les sean asignadas nuevas cita de consulta.

El CMD dice que el gobierno ha incumplido en los acuerdos arribados hace unos meses y las autoridades los invitan para que con directores de medios como testigos, se triangulen los respectivos argumentos y se sepa quién le incumplió a quien...pero ante la propuesta, el llamado a huelga es la respuesta.

Una tozudez inaceptable y cuya real motivación radica, primero, en el afán guerrerista de de un sector del CMD que ya se sabe desplazado en las elecciones del mes próximo, y segundo, pero que también es lo primero, en su negativa a que les sean aumentadas, reglamentadas y auditadas, las 4 horas de servicio que rinden como servidores públicos. Y mientras todo esto sucede los pacientes sufren el desamparo y la crueldad de la indolencia.

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