PLD frisa Ley Partidos

La Ley de Partidos podría ser una disposición que colabore en la modernización de estos colectivos y de pasada que norme el funcionamiento interno dentro de un marco de legalidad.

Hasta ahora han vivido como chivos sin ley y el trujillismo impera.

Debido a esas costumbres de la trampa, la zancadilla, el amarre bajo la mesa, la truchimanería y la negación a la democracia interna los partidos se han ido descomponiendo y el caudillismo ha sido asiento de todo tipo de abusos. El PLD ha sido el partido que mejor ha manejado sus contradicciones internas porque el Comité Político rige y gobierna como élite sin dejar que se filtre hacia la calle sus antagonismos. Buscan consensuar los temas y aguardan hasta que las aguas alcancen el nivel de calma para sancionarlos.

Las bases del partido, como en las demás organizaciones, deben aguardar que las disposiciones mandatarias resultantes de eventos orgánicos, se maduren.

Aún el PLD mantiene en la nevera de las conveniencias las disposiciones internas conectadas con la Ley de Partidos. Se dilatan en tomar decisión porque hay un hervor sin humo, es una confrontación gélida, que por tan fría quema. Los dos sectores mayoritarios mueven sus piezas a conveniencia estratégica.

Los de Leonel Fernández apoyados en la ilegalidad constitucional de las primarias abiertas y los de Danilo Medina, buscando tiempo para ver cómo cuelan su versión dilatada.

También en la oposición ahora quieren y reclaman primarias cerradas y la aprobación de una Ley de Partidos porque conocen el riesgo de abrir de par en par los partidos.

Temen la gula del sector palaciego que se los pueden engullir sin eructar. El punto de las primarias se tiene como el nudo que impide la circulación de los acuerdos para aprobar la reglamentación que norme la vida de los partidos.

Los congresistas, que debían ser los que tracen y ajusten las normativas son realmente sellos gomígrafos de la dirección. Andan con las manos en los bolsillos para no tener que votar. Esperan por un acuerdo en el Comité Político que los empuje a la acción.

En temas de mucha importancia los legisladores se deben a la voluntad de sus partidos o de sus intereses. El país político sabe que la legislación está frisada y se quiere que las partes confrontadas sepan que torcer el destino histórico, haciendo un pacto omiso, perjudicaría el futuro.