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VIENTO SUR

Puerto Rico abandonado

Donald Trump no solo está metiendo a Estados Unidos en conflictos peligrosos e innecesarios que pueden poner en peligro la paz mundial, sino que comete errores elementales que un gobernante con experiencia y sentido de la lógica, nunca haría.

Solo hay que mirar hacia el caso de Puerto Rico.

El ciclón “María” destruyó la infraestructura de Puerto Rico, arrinconó a millones de personas y las dejó sin servicios fundamentales como agua y energía eléctrica, pero el gobierno federal no mueve un dedo para contribuir a restaurar la vida y la producción de un país que en pleno siglo XXI lo mantiene como una colonia subordinada.

Lo que no sabe Trump y no le puede imponer su equipo de gobierno es que los desastres del huracán fueron una gran oportunidad para demostrar que el sistema norteamericano funciona y actúa contra los desastres. Él la despreció y ahora se va a enfrentar a las consecuencias de su falta de sentido común y de elemental sensatez.

Ante la disyuntiva de acudir en ayuda de los puertorriqueños que Estados Unidos ha colonizado por más de cien años, ante un desastre descomunal, Trump ha optado por la retórica y la falta de acción efectiva. ¡Y ahí están los boricuas damnificados y sin el auxilio apropiado que debió darle su amo “del norte revuelto y brutal” del que nos alertara José Martí!

Pero –repito- a la naturaleza nadie le puede hacer trampas y el apoyo que Trump no le quiere dar a los puertorriqueños en Puerto Rico, se lo tendrá que dar a los mismos puertorriqueños en el territorio continental de Estados Unidos.

Hacia Miami, Nueva York, Atlanta, Kansas City, Pennsylvania, Detroit, Boston y otras ciudades de Estados Unidos van en masa los puertorriqueños y nada los podrá detener.

Y si Trump no dispone fondos, personal y respaldo a la reconstrucción de Puerto Rico, que se prepare porque los boricuas no se van a dejar morir en un territorio sin vida teniendo el estatus de ciudadanos de Estados Unidos. ¡Y hacen muy bien en emigrar y procurar que el gobierno federal los mantenga hasta tanto ellos tengan un empleo remunerado en proporción de sus gastos!

Un gobernante menos torpe invirtiera la mitad de lo que está destinando a recuperar el estado de Texas para ayudar a la reconstrucción de Puerto Rico y eso le evitaría que un millón de puertorriqueños –como mínimo- se le aloje en las principales ciudades de la costa este de Estados Unidos. Los texanos están adentro y en cualquier caso tienen que adaptarse a la respuesta que les dé el gobierno.

Pero como Trump es tan anti-mexicano y anti-inmigrante, gastará sin saberlo miles de millones auxiliando a boricuas en Estados Unidos en lugar de disponer esos fondos, personal y planes, para ayudarlos a recuperar la viabilidad de sus servicios y el funcionamiento de su aparato productivo nacional. Su necedad lo hará ignorar la vieja sentencia de que es mejor enseñar –y ayudar- a pescar, que dar pescado.

Si Trump fuera boricua, ya se hubiese marchado en medio de la tragedia para Nueva York a buscar la vida que el ciclón “María” destruyó en su país natal. Eso mismo van a hacer cientos de miles y quizás más de un millón de boricuas y lo creo muy bien.

La ruina provocada por “María” no le ha sido suficiente a Trump para repensar sus manidas ideas sobre el respeto a las minorías y el compromiso de una potencia que aun se afana en mantener colonias.

Un día Puerto Rico será un país libre e independiente y su amado pueblo sabrá afrontar sus tragedias con la dignidad y el esfuerzo de hombres y mujeres de la estirpe de Eugenio María de Hostos, Ramón Emeterio Betances, Pedro Albizu Campos y Filiberto Ojeda. Entonces ¡Habrá Patria! y mucha dignidad, para alegría de un continente que ama la libertad, sin selecciones.