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IDEANDO

Promociones o promotrampas

La frecuencia con que se dan los desengaños de muchas promociones que se realizan en nuestro país, está desacreditando e invalidando este esfuerzo mercadológico y al mismo tiempo llenando de excepticismo este tipo de acción.

Las marcas realizan promociones con el sano propósito de incrementar ventas y en algunos casos elevar los niveles de fidelización con sus clientes. Las promociones son esfuerzos que abren espacios de acercamiento entre quien oferta y quien compra la oferta.

Los descuentos, las rifas, los cupones, los cash back, los concursos, etc., constituyen iniciativas promocionales válidas que se han utilizado siempre y que son frecuentes en los planes de marketing de las empresas. No obstante, constituye una seria responsabilidad honrarlas al precio que sea.

Cuando el público advierte insanidad en una promoción, la empresa no solo está desacreditando el recurso, sino su imagen y su credibilidad.

Siempre he tenido aversión por los llamados que al pie de los avisos publicitarios colocan las empresas para señalar que “ciertas restricciones aplican” en sus promociones porque todo queda a discreción unilateral de quien lleva a cabo la promo. Además, este tipo de llamado siempre esconde asuntos que nunca son beneficiosos para el comprador.

Te oferto un boleto aéreo a un súper precio, pero cuando indagas sobre el mismo te das cuenta que sus regulaciones son perjudiciales para el cliente por la cantidad de limitaciones que imponen.

Opino que es preferible hablar claro con las ofertas: decirle al público cuáles son las condicionantes existentes y que el mismo acuda sabiendo de antemano sobre las limitaciones que provocan el “súper precio”.

He visto con buenos ojos que algunas empresas que hacen ofertas por motivo de Black Friday, ahora están colocando la cantidad de productos de que disponen cuando publican sus formidables especiales en la prensa. Esa forma transparente de actuar favorece la imagen y la credibilidad de la empresa que la pone en práctica.

La razón principal por la que muchas empresas televisan sus concursos es porque de esa manera les confieren transparencia y diafanidad a los mismos.

Los esfuerzos promocionales amañados con el solo propósito de timar a los clientes, más que promociones, terminan siendo /promotrampas que al final terminan dañando la imagen de quien las promueve.

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