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FE Y ACONTECER

“A Dios lo que es de Dios”

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Cardenal Nicolás De Jesús López RodríguezSanto Domingo

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario 22 de octubre de 2017 - Ciclo A

a) Del libro del profeta Isaías 45, 1.4-6.

El profeta, en virtud de su vivencia de lo divino, contempla a Ciro, rey de Persia, y la historia de su tiempo de un modo totalmente nuevo. Este rey, realizando cuanto él pensaba que debía llevar a buen término, era el instrumento humano de los designios del Dios único en la historia universal, dentro de la cual Israel ocupaba un puesto de intermediario de honor. El profeta descubre el mesianismo en el poderoso rey que decide la historia de ese momento. Aunque éste no conoce a Dios, el profeta le llama “ungido”. Algo que era exclusivo de los reyes davídicos, peculiar del futuro rey de los tiempos mesiánicos y nombre propio de Jesús, el Cristo, el Ungido.

La historia nos dice que Ciro fue un padre para los pueblos bajo su dominio, y las Sagradas Escrituras nos recuerdan que su primer acto, después de tomar a Babilonia, fue devolver la libertad a todos los que allí vivían desterrados. Esto nos invita a ver la obra de Dios cumplida en el mundo por aquellos que no lo conocen y es señal de que no son las personas quienes en su perfección se proyectan hacia una misión, sino que es la vocación divina la que transforma a las personas. En el texto hay una repetición enfática “Yo soy el Señor”, que es una reafirmación del monoteísmo tradicional y primordialmente el carácter secundario y dependiente que el hombre ocupa en el plan de Dios.

b) De la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 1, 1-5b.

La segunda lectura de los próximos cinco domingos que restan del Tiempo Ordinario, antes de la Solemnidad de Cristo Rey, serán tomadas de la primera carta del Apóstol San Pablo a la comunidad de Tesalónica, que desde el año 146 a.C. era la capital de la provincia romana de Macedonia, era una ciudad libre desde el 44 a.C., portuaria, comercial y rica, con varias sinagogas judías.

El capítulo 17 del libro de los Hechos de los Apóstoles nos hace referencia de la presencia de Pablo en esta Ciudad, quien durante su segundo viaje misionero del año 50 d.C. se ganó pocos conversos judíos, pero muchos gentiles. De allí siguió a Atenas y Corinto, desde donde escribió esta carta a principios del año 51, después de haber recibido buenas noticias de su compañero Timoteo, a quien había dejado allí para alentarlos.

En estos primeros versículos iniciales de la carta, Pablo los halaga, les invita y anima a permanecer fieles en su vocación de cristianos, recordándoles las grandes manifestaciones del poder de Dios. Él muestra su satisfacción y alegría, por las buenas noticias que ha recibido sobre esa comunidad.

c) Del Evangelio de San Mateo 22, 15-21.

El evangelista continúa la acción de Jesús en Jerusalén y en estos versículos se nota un clima de controversia entre Jesús y sus oponentes (los fariseos y saduceos). En este texto se ve cómo los primeros cristianos buscaban su posición y una norma de actuación como ciudadanos en medio de la sociedad en que vivían. Por una parte, deben acatar la autoridad civil del imperio, pero por otra disienten profundamente de la misma, a causa de la concepción absolutista del poder del emperador.

En nuestro pasaje los fariseos y los partidarios de Herodes, aunque eran enemigos mutuos se alían y conspiran para “comprometer a Jesús con una pregunta”, e introducen la cuestión intentando una especie de chantaje al Maestro, por eso apelan a su sinceridad y veracidad. Ellos simulan buscar también la verdad, reconociendo, en el fondo, la superioridad de Jesús, aunque les pese. La pregunta era indudablemente capciosa, ¿es lícito pagar el impuesto al César o no? Cualquier respuesta, incluyendo el silencio evasivo, le crearía a Jesús problemas con la autoridad religiosa de Israel o la civil de Roma, pues para los romanos el emperador era una “divinidad” que acuñaba monedas con su efigie; pagarle impuesto era reconocerlo como tal.

Jesús procede inteligentemente y de entrada, desarma a sus oponentes llamándolos “hipócritas”. Pero ya que le preguntan sobre el impuesto, les pide que le muestren una moneda, cuya cara e inscripción era del emperador Tiberio, por lo que les responde lapidariamente con esta frase: “Pues páguenle al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. De esta manera Jesús amplía el tema del impuesto, haciendo pasar la cuestión del ámbito político al plano religioso. “Al oír ellos esta respuesta quedaron sorprendidos y, dejándolo, se fueron”.

En la solución que dio Jesús no se opone el César a Dios, lo temporal a lo espiritual, lo político a lo religioso, sino que afirma deberes complementarios, y no excluyentes ni en litigio permanente. El “dar a Dios lo que es de Dios” es lo primero; y de ahí dimana el fundamento y la obligación de “dar al César lo que del César”. Ninguno de los dos términos en juego, Iglesia y Estado está supeditado al otro, sino que ambos están sometidos a Dios, el único Señor de la historia.

Los Evangelios nos permiten constatar que Jesús fue un hombre libre ante toda ley, fuera religiosa o civil. Aunque cumplía las observaciones básicas de la ley mosaica, no obstante, se le puede considerar como un revolucionario religioso en el campo doctrinal. Frente al formalismo de las escuelas rabínicas Jesús proclama una ley interior y totalizante, una nueva moralidad y ética en que Dios y la persona humana, no la misma ley, tienen la primacía. En ningún caso Jesús usó ni enseñó ni permitió la violencia, ni siquiera para defender su vida ante una condena injusta por parte de los poderes constituidos, más bien sus enseñanzas estuvieron fundamentadas en la ley del amor. Asimismo, consta que rechazó todo mesianismo político, en contra del sentir de sus contemporáneos, basta recordar su actitud cuando quisieron proclamarlo rey.

A los queridos amigos lectores, les recuerdo que este domingo 22 de octubre celebramos el día del DOMUND, día en que la Iglesia universal reza de un modo especial por los misioneros y colabora con ellos. Les invito a todos a entregar su ofrenda generosa a favor de esta importante causa evangelizadora de nuestra Santa Madre Iglesia. “Sé valiente, la Misión te espera”, es el lema que el Papa Francisco escogió para este año 2017.

Fuente: Luis Alonso Schˆkel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra.

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