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ORLANDO DICE

Auditoría a la Omsa

SIN AMPARO.- Si la Cámara de Cuentas no tiene una auditoría reciente o actualizada de la Omsa, y la hará ahora por solicitud de la Procuraduría, la indefensión es mayor de lo que se pensaba. La corrupción campea por sus respetos, pues nadie se ocupa de ella. Existen las manos ágiles que se apoderan fácilmente de los bienes públicos, pero la vigilancia es precaria y se habla de poner candado después que el robo alcanza categoría 5. Se convierte en escándalo. Lo curioso del caso es que República Dominicana firma todos los protocolos anticorrupción y aplica todas las normas que recomiendan los organismos internacionales. Si fuera por lo que está escrito como ley o reglamento, ningún funcionario o empleado menor se llevaran al bolsillo lo ajeno. Semanas atrás la sensación eran unas comisiones que se formaron en cada dependencia del gobierno y que eran controles a lo indebido. Ciento y pico se informó con bombos y platillos. Pero antes, y ya nadie se recuerda, existían unas veedurías, y los supuestos responsables era gente de la sociedad civil, sin vinculación con la administración. Se consumieron como agua en olla puesta al fuego sin nada a hervir..

NO HAY FRENO.- La Cámara de Cuentas debe indagar los manejos administrativos de las entidades públicas desde fuera del Ejecutivo, y se supone como escrutinio y control del Legislativo. La ingeniería de Montesquieu de un poder frenando otro poder. Pero como si no fuera suficiente, el propio gobierno tiene sus propios mecanismos de supervisión. Es decir, que la Administración se vigila a sí misma. Igual tiene una unidad especializada para asuntos de compras y contrataciones. Mucha gente cobrando y con finalidades parecidas. Que los dineros llamados del pueblo no vayan a particulares. Sin embargo, las indelicadezas, las irregularidades, las anomalías y todas las acciones indebidas pasan la prueba, y no se detectan, no se desmontan, no producen consecuencias. Solo cuando llegan a los medios, Pandora abre su caja y todos los males fluyen de la forma más natural. El dominicano, al ver la frecuencia con que el cántaro se rompe de tanto ir al río, ya no muere de espanto, ni se sorprende, ni se asombra, como si estas ocurrencias fueran de esas costumbres que se hacen ley. La Administración pudiera ahorrarse mucho dinero cerrando dependencias, cancelando encargados, y esperando que salgan los periódicos o se transmitan programas acreditados...

PICA ALANTE.- El gobierno, por razones que no conoce Grandes Ligas, no le sale alante a la pelota y deja que caiga en terreno bueno. Si con los veedores no pudo, que intente con los oidores, pues aquí todo el mundo habla, comenta, y lo más importante: oye y repite. Cuenta la leyenda que el fundador de la Turquía moderna, Kemal Ataturk, salía vestido de paisano a las calles y se enteraba de situaciones que debía remediar como gobernante. Cuando Lilís fue Presidente, a finales del siglo antepasado, no existían los medios que existen ahora para llevar control de los funcionarios. Sin embargo, una de sus anécdotas más socarrona fue la del compadre. Invitado a comer, y viendo el despliegue de cubiertos y manjares, hizo una observación que revela lo sutil que era en su trato íntimo, pero igual que no se le pasaba una: “Compadre, cómase el pollo, pero esconda las plumas”. Siempre existen maneras. Cuando no se hacían encuestas como ahora, se conocía el sentimiento o la preferencia de la gente montándose en un carro de concho. No se le puede pedir a un mandatario que ponga el oído en el corazón del pueblo, una frase cohete que de tanto usarse se desgastó, pero sí observar con disimulo el derredor y comprobar el progreso material de sus colaboradores...

SI Y NO.- El asesinato de Yuniol Ramírez llegará a condena, pues las evidencias, las situaciones y las implicaciones abundan y en manos de las autoridades. La fiscal va haciendo el trabajo, y ojalá la dejen terminarlo. Emboscadas como la perversidad de manipular una foto en que aparece con Manuel Rivas, no debieran repetirse. No es fácil llevar adelante un caso, preparar un expediente y someterlo a la jurisdicción correspondiente, con tantas acechanzas. Las interesadas y las gratuitas. Aunque no puede decirse lo mismo de la circunstancia que llevó a la muerte del abogado y profesor universitario. La corrupción en la Omsa. Si para proceder se necesita de una auditoría de la Cámara de Cuentas, mejor no hacerse ilusiones. Como ella misma diría, falta personal, recursos y debe cumplirse un protocolo, y que en la ocasión sería más estricto. Después viene la Procuraduría o la Pepca, que no son devoción de la opinión pública, ni de la población en sentido general. O tardan mucho en las pesquisas, o el expediente adolece de fallas, o el juez se aprovecha de la falta de rigor. Todavía no sacan la cabeza, pero ya aparecerán las colindancias. O las amenazas. La conocida “yo no caigo solo”...

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