Carlomagno y la Iglesia (768 - 814)

Carlomagno reinó entre el 768 y el 814, año de su muerte. Durante su reinado, renació la cultura y se instauró una nueva versión del Imperio romano cristiano de Occidente. Más tarde, las ambiciones de los emperadores alemanes y algunas pretensiones exageradas de los papas, enfrentará al poder temporal de los reyes con el poder espiritual de los papas. Ya en el siglo VIII, esas pretensiones de los papas se habían manifestado en un documento llamado la “Donación de Constantino”. Según el documento, Constantino (Ü 337) habría abdicado sus prerrogativas imperiales y propiedades de Occidente ¡en favor del papa Silvestre, Obispo de Roma! Más tarde el erudito Lorenzo Valla (1407 - 1457), secretario del no menos experto Pío II, mostró que el documento provenía del siglo VIII, pero se tuvo por válido hasta el siglo XV. La pieza pretendía restarles fuerza a los méritos de Pipino y sucesores como benefactores de los papas, puesto que ya desde los tiempos de Constantino, el Papa habría sido ¡la máxima autoridad en Occidente!

Carlomagno gobernó solo desde el 771, pues ese año, su hermano Carlomán falleció. Mientras tanto en Roma, una disputa entre dos candidatos al papado se resolvería con la consagración del papa Esteban III en el 767. El Duque Teodoro, había apoyado a un laico, Constantino II. Eran tiempos de violencia, casi tanto como los nuestros. A Constantino II le sacaron los ojos y le cortaron la lengua, inhabilitándolo definitivamente para ocupar la sede de Pedro. Sus seguidores sufrieron un castigo similar. Desde el 769, un concilio prohibió que ningún laico presentase su candidatura al papado.

El papa Esteban falleció el 24 de enero del 772 y le sucedió Adriano I. Por esos días, los lombardos de nuevo ocuparon varias ciudades italianas al norte de Roma y amenazaron con marchar sobre la Ciudad Eterna.

Carlomagno organizó una expedición contra la Lombardía en el 773 y derrotó a Didier, el rey lombardo. Carlomagno se proclamó “Rey de francos, lombardos y patricio de los romanos” (es decir, rey con un interés particular por proteger la sociedad romana). Carlomagno fue acogido en Roma como héroe. El Papa y el rey se juraron mutua fidelidad ante la tumba de San Pedro. Carlomagno renovó la Donación de su padre Pipino en el 774. Ya entonces, Carlomagno dudaba acerca de cuánto poder convenía reconocerle al Papa.

El interés de Carlomagno por Italia se manifiestó en sus viajes del 775 y del 781, año en que el papa ungió como reyes a los hijos de Carlomagno: a Pipino lo ungió como rey de Roma, a Luis, rey de Aquitania, región de la Francia actual. Por su parte, Carlomagno reconocía al papa como monarca del Estado Pontificio.

Carlomagno impuso el catolicismo a los sajones, a sangre y fuego. Varios miles de sajones fueron ajusticiados en Verdún en un solo día por órdenes de Carlomagno como represalia por sus violentas incursiones contra los misioneros.

La alianza entre el papado y los francos alcanzó con Carlomagno un nuevo pico. El Emperador de Constantinopla, Miguel I terminó reconociéndolo en 812 como Emperador, aunque nunca le otorgó el título de “emperador de romanos”. Con esto, el prestigio e influencia del papado aumentaron. Eventualmente, el papado llegará a ser un poder en Italia. Con el apoyo de los francos, el papado se había liberado definitivamente de la tutela bizantina y de la amenaza de los lombardos. Una nueva era iniciaba.

Cuando el 25 de diciembre del 795 el papa Adriano I falleció, Carlomagno lloró. Dos días más tarde, un funcionario pontificio de origen humilde era consagrado papa León III. La nobleza romana se indignó. La relación entre León III y Carlomagno marcaría un hito en la historia de la Iglesia y de Europa. Carlomagno ha sido llamado “padre de Europa”.

El autor es Profesor Asociado de la PUCMM,