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El tope de la deuda

En este mes de septiembre el presidente de los Estados Unidos ha tenido reuniones en la Casa Blanca con los líderes congresionales del Partido Demócrata; Nancy Pelosi, de la Cámara de Representantes, y Chuck Schumer, del Senado.

Estos encuentros llaman la atención porque hasta ese momento las fricciones entre el presidente Trump y el Partido Demócrata parecían insalvables: el involucramiento ruso en el proceso electoral, la posibilidad de hacer el muro con México, las declaraciones del presidente sobre los sucesos de Charlottesville que dio origen a la renuncia de varios funcionarios, asesores y comisionados del Gobierno, la intención de eliminar y reemplazar la Ley de Salud Asequible (Obamacare), y más recientemente, la decisión de poner fin al programa de acción diferida para los llegados en la infancia (DACA). Todo esto lucía infranqueable.

En estas reuniones entre los demócratas y el Presidente, se ha llegado a acuerdos sobre algunos temas en controversias, fundamentalmente en el que tiene que ver con los Soñadores (Dreamers).

Estos son aquellos jóvenes extranjeros que entraron en Estados Unidos de manera irregular antes de tener 16 años, y que hasta la fecha no pueden ser deportados, protegidos por La Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), emitida por el Departamento de Seguridad Nacional en el gobierno del presidente Obama y que beneficia a más de 800,000 jóvenes. El acuerdo se orienta a una ley que le dé un status legal a estos jóvenes, siempre y cuando cumplan con determinados requisitos.

Sobre el muro en la frontera con México, aunque no fue claro, hay una aproximación en el sentido de que, los demócratas apoyarían un mayor presupuesto para medidas más estrictas en términos migratorios y para financiar la seguridad fronteriza, pero no para el muro.

El presidente Trump salió de esa reunión con un incremento del nivel de la deuda que le va a permitir respirar, por lo menos hasta diciembre.

Desde 1917, en Estados Unidos existe una ley que establece un techo a la deuda, es decir, un monto sobre el cual no se puede tomar prestado sin la aprobación del Congreso. En la práctica, los senadores y los representantes norteamericanos siempre aprueban los cambios en el monto de los empréstitos, y así ha sido en unas 75 veces.

En algunas ocasiones, la elevación del techo no ha estado exenta de grandes controversias, como fue en el año 2009, y fundamentalmente en el 2011, en que casi se cierra el gobierno federal y hubo la posibilidad de un ‘default’, tanto que Standard & Pool degradó la deuda de una clasificación AAA a AA+.

Los sectores más conservadores del Partido Republicano se molestaron por el acuerdo entre el presidente Bush y los Demócratas, tanto que 90 representantes republicanos votaron en contra del incremento del tope, el viernes 8 de este mes. La visión de los más conservadores es que si el gobierno quiere incrementar el gasto en determinadas actividades, debe recortar el gasto en otras, sin elevar los impuestos.

Para diciembre se avizora una nueva batalla, en la que podría incluirse ya no sólo el incremento del tope de la deuda, sino la eliminación de esta limitante, visto como un yugo por los gobernantes.

Esa opinión tiene muchos adeptos en el lado demócrata y una parte, aunque menor, en el lado republicano, pero que podría ser impulsada por el presidente Trump quien ya adelantó que: “Durante muchos años la gente ha estado hablando de deshacerse del techo de la deuda por completo. Y hay muchas buenas razones para hacerlo…”.

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