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OJO CRÍTICO

Después de la tormenta

La vida es una enseñanza continua y permanente, por difícil y duro que sean los restos que tenemos enfrentar, ellos siempre tienen una enseñanza, que nos obligan a redefinir actitudes y comportamientos, para evitar que los hechos se repitan, alguna veces como tragedia y otras como comedias, como dice HEGEL.

Qué aprendimos de los huracanes Irma y María? Aprendimos que la fuerza de la naturaleza es implacable y que no hay fuerza humana que pueda detenerla, aprendimos que debemos entender que estamos en una ruta ciclónica, que cada año y cada temporada las fuerzas de estos fenómenos serán más destructivas, porque ellos son los que regulan las temperaturas de los océanos, y a mayor calentamiento de los océanos, mayor cantidad de energía para incrementar su velocidad.

Cuando analizamos el impacto de los huracanes Irma y María en Puerto Rico y otras islas del Caribe, debemos concluir que pocas infraestructuras físicas fueron capaces de resistir el golpeo constante de ráfagas de vientos sobre los 300 kilómetros por horas.

En el caso de la República Dominicana, la desesperación no puede ser peor, decenas de miles de personas viviendo a las orillas de ríos, arroyos y cañadas y otros más osados levantan grandes edificaciones en el cauce del Rio San Juan, conocido como la Mesopotamia. Estamos hablando de construir viviendas en el centro del cauce de un rio, que se dividió en dos caños como resultado de la sedimentación que por años se acumuló en ese lugar, creando el levantamiento de esos sedimentos que luego dieron paso a la construcción de viviendas.

A todo esto le agregamos las casas y casuchas construidas a pocos metros de las playas, como es el caso de Nagua, población que ya fue víctima de un Tsunami que hizo desaparecer el poblado de Matancita.

Unido a la construcción de altos edificios, que habría que ver si muchos de ellos han sido sometidos a pruebas de resistencia, vientos que superen las 190 millas por horas. El diseño arquitectónico vanguardista y moderno de estos edificios, se destacan amplios ventanales de cristales, si la colocación de las tormenteras que permiten alivianar la presión de los vientos.

Todo esto implica que en la República Dominicana no hay un plan de reordenamiento territorial, que permita establecer, donde se puede y donde no se puede desarrollar y permitir asentamientos humanos, que pongan en peligro la vida de nuestros ciudadanos.

Además, si observamos lo que pasó en Puerto Rico con sus edificios, país que tiene una estricta norma de construcción, supervisada por el gobierno federal de Estados Unidos, entonces debemos concluir que nuestro país debe aumentar las normativas de construcción de edificios que superen el 5to piso, como medida preventiva y mitigación de daños ante el paso de huracanes como Irma y María.

Otro elemento puesto al descubierto, es la vulnerabilidad de los servicios de energía eléctricas y comunicaciones, los cuales son servidos por un sistema de cableados aéreos que se convierte en blanco perfecto de los fuertes vientos huracanados, dejando sin servicios a la población, lo que provoca más angustia y desesperación. Hoy el 90 por ciento de la población de Puerto Rico se encuentro desprovisto de esos servicios.

En el caso nuestro las redes de comunicación, hablamos de televisión por cable y telefonía fija, están todas aseguradas por tratarse de un servicio privados, por tanto sus pérdidas son compensadas por las compañías reaseguradoras, contrario a lo que ocurrías con las autopistas eléctricas, las cuales carecen de seguro y sus pérdidas tendrían que ser absorbidas por el Estado.

La empresa de Transmisión Eléctrica Estatal, debería pensar seriamente en llamar a una licitación internacional y colocar un seguro para todas las líneas de transmisión bajo su responsabilidad, incluyendo el sistema de Fibra Óptica que están colgadas en las torres de transmisión.

Solo imaginar la cuantiosa inversión que hay que hacer para la construcción de una autopista eléctrica, que incluye la instalación de torres de alta tensión y líneas de transmisión, amerita necesariamente la colocación de un seguro internacional a esta empresa.

Sabemos del esfuerzo que ha hecho el gobierno del Presidente Danilo Medina, con la movilidad social más grande que haya conocido el país en toda su Historia, nos referimos al proyecto de la Barquita ya concluido, el Riíto de la Vega y la Mesopotamia de San Juan, en proceso de traslado.

También reconocemos los trabajos del INVI, que dirige el arquitecto Mayobanex Escoto, en la reparación y construcción de viviendas para personas con precariedad económica. Bien podría el INVI definir un diseño universal para que cada casa que construye o repara dotarla de un refugio anticiclónico de 10 metros cuadrados, para que en caso de huracán las familias puedan refugiarse en sus hogares y minimizar los desplazamientos hacia otros lugares.

Como en Estados Unidos cada casa tiene un sótano para que las familias se refugien ante el paso de Tornados, así debemos nosotros procurar que cada casa por humilde que sea tenga un refugio anticiclónico para mitigar los daños.

Pero este esfuerzo debe ir acompañado de un verdadero plan que, mediante ley y aplicando las medidas que haya que aplicar, impedir a toda costa asentamientos humanos en zonas vulnerables a desastres naturales.

Después de la Tormenta viene la calma y debemos analizar con calma pero con dedicación la definición de políticas públicas que nos permitan ir avanzando en minimizar cada año el impacto de los huracanes, porque tenemos que aprender a convivir con ellos y de esta manera evitar repetir la historia que muchas veces se expresa como tragedia y en otras ocasiones como comedia.

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