Demasiado miedo a la vida

Juan Carlos Tabío (único cineasta cubano vivo nominado al premio Oscar junto al fallecido Tomás Gutiérrez Alea por “Fresa y chocolate”) dirigió la mejor comedia que recuerde el cine cubano en toda su historia: “Plaff… o demasiado miedo a la vida”. Amén las excelencias del guion, de la puesta en escena y las actuaciones, el visionaje de este filme aporta una lección que pocas veces el cine ha tocado de una manera tan jocosamente negra y tan profundamente blanca: la cobardía a enfrentar lo que el destino pone en bandeja de plata delante de nosotros.

El filme cubano data de 1985, pero su tema es tan actual como el ciclón María que acaba de arrasar la zona norte de la República Dominicana. Tirios y troyanos, pobres y ricos, opresores y oprimidos, todos juntos van (vamos) a montar en la carroza que nos llevará a los sagrados templos de la eternidad. Es lo único seguro que tenemos en este mundo de Dios donde a cada rato la gente se olvida del color que ocultan “detrás de la oreja”. Vivir el presente, tal y como viene, aceptar la fruta madura que cae del árbol directamente a nuestras manos sin necesidad de mirar la rama de donde cayó, es un acto que puede ayudarnos a soportar el carnaval que inevitablemente pasará por las puertas de nuestra casa.

“Plaff… o demasiado miedo a la vida” lo dice todo aunque en apariencia no diga nada. Bienaventurados los que tuvimos la dicha de verla, de conservarla, de admirarla y de hacer nuestra su sabiduría.