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ORLANDO DICE

Ley de Partidos del PLD

LO PENOSO. Sería penoso que después de tantos afanes la Ley de Partidos termine en Ley del PLD. Cuando las organizaciones llamadas Bloque Opositor dicen que no aceptarán una legislación aprobada por el partido oficial, están creando las condiciones para que se repliquen situaciones del pasado inmediato. La ausencia de los escenarios de debate o el abandono de los foros de consenso o la denuncia de los resultados, caracteriza este tiempo. Un forfait reiterado. Con la Constitución iba a suceder y a última hora el PRD se involucró, originando lo propio. La Carta Magna fue obra del principal partido del gobierno y el más importante de oposición. Después se hizo burla y del episodio solo se quiso resaltar las corbatas azules de los responsables del acuerdo sustantivo. Sin embargo, esa Constitución, abochornada en su momento, ahora es el instrumento al que recurren todos los sectores políticos para defender sus causas o amparar sus derechos. No es la Constitución del PLD, ni de Leonel Fernández, tampoco de Miguel Vargas, sino de toda la nación dominicana...

EN LA PRÁCTICA.- La Constitución del 2010 se legitimó en la práctica, pues las poses contrarias a su aprobación se diluyeron con el tiempo y los ímpetus iniciales se subordinaron a la nueva realidad. ¿Quién - sector o persona - no acude al Tribunal Constitucional cuando siente sus derechos en riesgo o considera que determinado acto no se corresponde con los principios establecidos? El Tribunal Constitucional fue obra de la Constitución del 2010. ¿Qué partido o candidato no comparece al Tribunal Superior Electoral cuando siente afectado su fuero o desconocida su ganancia en buena lid? El Tribunal Superior Electoral fue creación de la Constitución del 2010. Igual sucede con el Consejo Nacional de la Magistratura. La oposición reclama su espacio y advierte lo indebido en cada una de sus convocatorias. La última fue un escrutinio abierto y de cara al público que pudo seguir por televisión sus incidencias. El Consejo Nacional de la Magistratura fue uno de los tantos frutos institucionales de la Constitución del 2010. Los casos son innumerables, y no hay dudas que esa mayor riqueza de altas cortes y poderes públicos significa avance. Lo que se dijo entonces fueron palabras que se las llevó el viento, y que al parecer nadie quiere recordar...

EL OTRO EPISODIO.- Lo mismo sucedió en esta administración con el escrutinio y conformación de esas importantes instancias de poder. La Junta Central Electoral fue nombrada por un Senado de la República integrado mayormente - casi enteramente - por miembros del PLD. Y sin embargo, los partidos de oposición, que se negaron a participar en un reparto abierto o que demandaron determinados perfiles, la tienen como un altar de pureza y acuden con fervor ante sus santos. La Cámara de Cuentas, un órgano estratégico, fue designada mediante el doble mecanismo establecido. La Cámara de Diputados depura los aspirantes y somete al Senado de la República ternas de candidatos, de los cuales este escoge los titulares. En los dos niveles los peledeístas fueron claves, y a pesar de esa innegable realidad, nadie objeta su trabajo. Aun cuando sea claro que la matriz controla. El Tribunal Superior Electoral fue renovado, y el hecho de que se dejara fuera a los jueces anteriores, fue suficiente para aplicar una especie de borrón y cuenta nueva que los interesados aceptan de manera disimulada, pero igualmente efectiva. Un pase de página formidable y que demuestra lo que se dice en la calle: Perro que ladra no muerde, y si muerde es porque está vacunado...

FATALISMO.- Saco estas cuentas porque parece que con la Ley de Partidos va a suceder igual. Denuncia, fanfarronería, inculpación, y después todo seguirá normal, como si nunca hubiera existido conflicto. El PLD tendrá que cargar con la legislación, primero como pecado, y segundo como virtud. Las diferencias entre Leonel Fernández y Danilo Medina es la mampara perfecta. La reunión del pasado sábado se escapó, pero no así la del dos de octubre. La dirección ejecutiva del PRM se reunió y discutió el proyecto y determinó, y la opinión pública ni se enteró, aun cuando nada secreto. La gente supone que el PRM no tiene fuerza ni para imponer ni para impedir. Al PLD le corresponde el fardo de la prueba. ¿Dejará el PLD la pieza sobre la mesa, que le pasen más legislaturas, para evitar una culpa que le corresponde por fatalismo político y que en el pasado inmediato asumió sin rubor? El trance no es difícil, incluso de conveniencia. Los partidos de oposición quieren que se tome la Ley de Partidos, como cosa suya, propia, para cubrirse con teatro. El partido de gobierno tiene que correr el riesgo de quemarse con un aceite tan caliente, pero es el único que tiene la sartén por el mango...

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