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¿Huelga en medio de un huracán?

Cuando usted, lector, reciba estas primeras frases, el huracán María estará pasando a poco más de cien kilómetros de la costa Norte del territorio nacional dominicano con la probabilidad de cebar la furia de sus vientos sobre vidas humanas, de animales de cría y de propiedades.

A partir de las 8:00 de la mañana de hoy jueves 21 de septiembre, 2017 habrá empezado hacerlo.

Ante tal situación, el Ministerio de Salud Pública ha reiterado su llamado a la ciudadanía, instruyéndole a tomar precauciones para garantizar la salud personal, familiar y colectiva. A tal fin también dispuso un conjunto de acciones para garantizar el suministro y la atención que se requieran en los centros de la red pública de salud.

En medio de tal amenaza, lo increíble: una imprudente y desconcertante convocatoria a huelga del Colegio Médico Dominicano (CMD) para que se incluya a unos 5 mil galenos en los incrementos de sueldos del 25% convenidos en noviembre pasado, según afirman.

El CMD parece estar desinteresado en observar la importancia y el carácter de servicio humanitario de las acciones que el gobierno coordina para evitar pérdida de vidas, enfermedades y desastres.

Tareas como esas implican mantener a los galenos en sus puestos de trabajo en un momento en que lo imprevisto marca la coyuntura y es capaz de trocar lo por venir en imprevisible.

Sería impensable e inaceptable que el CMD estuviese apoyando su decisión en los pocos casos de emergencias y en la baja demanda de servicios de salud que se presentaron hace apenas días, en ocasión del paso del huracán Irma.

Lo evidente es que el CMD ha decidido no acompañar al gobierno en el plan de prevención de desastres y garantía de las atenciones médicas que el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) coordina en el territorio nacional a través de un conjunto de instituciones, acciones y logísticas de las cuales el Ministerio de Salud Pública participa en su doble rol: como garante de la salud colectiva y, a través del Servicio Nacional de Salud (SNS), como administrador de la gestión hospitalaria y de la prestación de servicios de salud a través de la red pública.

Tanto el CMD como la ciudadanía deben observar que el llamado de Salud Pública tiene por objeto garantizar la salud personal, familiar, comunitaria y colectiva. Especialmente cuando están comprobados y documentados empírica y científicamente los cambios propiciatorios del desarrollo y surgimiento de enfermedades que los huracanes transportan y producen a su paso.

En palabras llanas, los huracanes recogen y depositan virus que producen enfermedades. Su calidad de medio de transporte de patógenos los convierte en vectores capaces de generar riesgos para la salud al depositar las aguas que traen consigo; al batir territorios y comunidades con la furia de sus vientos. Conjugados, son capaces de producir tragedias inenarrables en personas y familias, especialmente mutilaciones, heridas, ahogamientos, choques eléctricos, derrumbes...

Los ciclones no sólo afectan la atmósfera, los océanos, ríos, la capa vegetal y las aguas residuales de un territorio. Destruyen y transforman en misiles los residuos, basuras y cachivaches.

Los riesgos de embates derivados de esta potencial capacidad de daño a la salud e integridad de las personas que caracteriza a los huracanes hace irresponsable argüir, pensar o imaginar siquiera que los mismos son mediatos, no inmediatos. Que se puede hacer huelga amparados en su paso.

Los derrumbes, subidas y desbordamientos de ríos, canales y presas, marejadas y todo tipo de accidentes que los vientos de los huracanes y las potentes corridas de sus aguas son capaces de producir, ¿fueron evaluados por el CMD para decidir llamar a huelga en el momento que Marías surca la costa Norte del territorio nacional? ¿Para dejar solos los hospitales y a los pobres en momento de tal riesgo?

Es de público conocimiento que en la conducta y trayectoria de los huracanes hay un rango de imprevisibilidad. Y en la conducta del CMD, un patrón de inhumanidad que alude la preferencia por las situaciones de terror.

Los centros internacionales de estudios de este fenómeno y de la actividad atmosférica nunca dan por sentados sus pronósticos, razón por la cual los organismos locales prefieren la previsión y las alertas. Hasta hoy, es imposible estar 100% seguros del rumbo exacto que tomarán estos actos de la naturaleza.

El CMD, no. Escoge un inexplicable, a-científico y lamentable “¿Qué me importa?” ante el huracán, una soberbia triunfal, como si se pudiera triunfar sobre lo que no ha ocurrido o sobre la tragedia.

Desde el 2005, con el paso del huracán Catrina por Miami, Estados Unidos, los investigadores de ese país estudian los efectos adversos para la salud que los huracanes son capaces de producir y muchos de sus hallazgos están publicados en el sitio de los National Institutes of Health (NIH), para quienes deseen actualizar los saberes sobre los cuales debieran apoyar sus acciones.

Junto a la irrenunciable solidaridad con los más pobres, son los abundantes estudios de esa naturaleza los que llevan a calificar este lamentable llamado a huelga como una provocación insensible e imprudente.

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