Tacto y tino sondeo

Se cae de la mata que fue bien calculado. De todos modos, lo más inteligente que pudo hacer el PLD en la reunión del sábado de su Comité Político, fue colocar como último punto de la agenda el controvertido tema sobre las primarias de partidos políticos, a fin de que el cansancio de sus miembros tras una larga jornada obligara a posponerlo para el próximo encuentro del 2 de octubre, como sucedió, y con ello ganar tiempo y nueva oportunidad para la sana reflexión. De hecho, unas palabras iniciales de uno de los fundadores de la organización de la que Bosch es líder histórico, en el sentido de que lo primero y más importante es el Partido y la preservación de su unidad, en algo pudieron ayudar al ambiente distendido en que se desarrolló el evento, y a no insistir -ni decidir- en ese momento sobre algo muy importante para la democracia y la institucionalidad de los partidos, como las primarias internas con padrón cerrado o abierto, pero sobre lo que al liderazgo morado compartido todavía le queda algo por afinar. Las dos cabezas del PLD - y lo mismo va para los dirigentes de los demás partidos del país- deben tener claro que la organización, con sus defectos y con todo lo que tenga que “corregir” porque no esté bien, no se debe solo a sus miembros o a un sector interno, sino a la sociedad en general. Por eso, desde el Partido y desde el Congreso, hay que pensar y actuar en función de la mayoría, del bien común y del futuro del país. Y como hay cosas que a simple vista muchos mortales no ven, como la agenda internacional que ha estado afilando hacha contra partidos y gobiernos progresistas, es oportuna la salvedad que hace el politólogo Ricardo Pérez Fernández en el Listín Diario del sábado, en el sentido de que con primarias abiertas en los partidos políticos “la democracia esta afilando cuchillo para su propia garganta”. El peso de la opinión extra PLD a favor del padrón cerrado, pudiera ayudar, en mucho, a una salida morada sobre el tema, incluso antes de la reunión de octubre. Y es que Medina, de fino olfato, ganaría poca cosa -y si tendría un alto costo político, interno y hacia afuera- con imponer en el Comité Político una posición que no ayudaría, en nada, a la unidad de su partido, pero tampoco a la tranquilidad y al apoyo que necesita su gobierno en el largo trayecto todavía por recorrer.