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PUNTO DE MIRA

Apertura escolar, pesadilla anual

La vuelta a clases es un dolor de cabeza que comienza con las vacaciones. Al terminar un año escolar la mayoría de los padres tendrán que lidiar con todos los costos de que son víctimas sin que nada pueda salvarlos. La preocupación crea un desasosiego que no se despeja con el inicio del año escolar.

Este retorno fue amainado por un eclipse que distrajo las precariedades de los que aún carecían de los útiles para iniciar su crecimiento intelectual. Pero la angustia sigue.

La vuelta a clases es una pesadilla de los pobres padres y más angustiante en los padres pobres.

La apertura del año escolar es una de las grandes fechas estacionales de los negocios. Se junta el deseo de dar un servicio con la extorsión. Los padres no tienen escapatoria contra los especuladores y truqueros.

Hay colegios que venden uniformes escolares y deportes de mala calidad, que tienen que ser renovados durante la jornada escolar porque se destiñen, se rompen o se borran los monogramas. Se argumenta que tienen que estar impecables.

El tema más espeluznante son los libros. Es insólito que los padres tengan que adquirir libros nuevos de matemáticas, historia, gramática y materias científicas, como si el conocimiento humano evolucionara a la velocidad de la luz. En cada hogar hay que renovar porque no se puede heredar.

Ya los libros cuestan miles de pesos a padres que a veces ganan menos que la carga que les asigna la escuela.

La falta de libros provoca que los niños se sientan avergonzados ante los que tienen; y su mismo rendimiento escolar estará por debajo de lo esperado, al carecer de material de formación que traza el programa docente.

Es necesario que se revise la política de edición y venta de libros escolares para que los padres tengan alguna ayuda. Los colegios pueden contribuir con esto si tienen una decisión unitaria para proteger a sus alumnos.

Otro factor que agrava la situación de los padres es la misma tarifa de los planteles privados. Las variables económicas que influyen en las operaciones de los colegios deben ser tomadas en cuenta para no tratar de imponer un rasero que podría ser además de injusto, improcedente. Los ministerios de Educación e Industria y Comercio debían tener baza en este tema porque son los que regulan la instrucción académica y las operaciones de los negocios.

Educar es una zozobra para los pobres.

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