Les patina el coco

Hace unos veinte años que el país está patinando en el aborto. Primero fue el Dr. Leonel Fernández quien nos hizo poner los patines, y el Lic. Danilo Medina, siguió sus pasos.

En algunos países no aprendieron a patinar, se cansaron o les torcieron el brazo, y el aborto entró como “pedro (perro) por su casa”, con el aplauso complacido de organismos internacionales e instituciones criollas, creyendo que despenalizar el aborto es señal de progreso y desarrollo.

Aquí hemos aprendido a patinar y los ánimos están preparados para seguir patinando hasta que se convenzan de que están haciendo lo que nunca se hizo: tratando de convencer al pueblo de que los crímenes se pueden despenalizar sin consecuencia negativa.

Los pueblos poderosos han hecho de todo con estos países empobrecidos. Han impuesto campañas de esterilización, repartido preservativos como si fueran mentas de guardias, promovido la homosexualidad y el lesbianismo en forma humillante.

Han inyectado además, de a poquito, la ideología de género, zumo amargo que el pueblo ha ido tragando de a gotitas, como si fuera medicina para solucionar enfermedades.

En lugar de buscar solución a la tremenda injusticia social y al hambre que estremece al mundo; en vez de elaborar políticas fundamentadas en valores para extirpar la cultura del desorden sexual que engendra violencia, violaciones, incestos y proliferación de tugurios sexuales que destruyen el matrimonio y la familia; más que buscar soluciones razonables a esos problemas, han preferido el mercado de la carnicería humana: las guerras, las armas, el aborto, la eutanasia.

Nuestro país ha resistido en este patinaje. Muy lamentable sería, en lugar de colocar los patines en los pies, ponerlos en la cabeza y que se nos aplique la expresión: “Les patina el coco”.

El Código Panal está paralizado.

De nuevo nuestros diputados decidieron orgullosamente seguir patinando en vez de darle al país un Código Penal en el que se reconozca que el aborto es un crimen como lo es el feminicidio, infanticidio, parricidio, homicidio. No acabamos de patinar y muchos seguirán en el intento de pretender hacernos creer que el crimen del aborto es un “derecho”.

En vez de valorar la Constitución de la República y honrarla, han preferido pisotearla como un pedazo de papel, en un proyecto a todas luces inconstitucional.

Han desaprovechado la oportunidad para decirle al país y al mundo que la vida hay que respetarla y que no hay causal capaz de justificar el aborto, porque los crímenes no tienen justificación.

Ojalá termine este patinaje forzoso a que se ha sometido a nuestro pueblo. Pero, si fuese necesario.