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EL BULEVAR DE LA VIDA

Haití, Dominicana ...y el mar

EL HECHO Todo comenzó cuando la comisión del Senado de la República de Haití exigió al Poder Ejecutivo mediante una carta, disponer el retiro de las tropas dominicanas que habían viajado a ese país a custodiar la ayuda humanitaria que el Estado dominicano, una vez más -y como tantas otras veces- había enviado a esa nación. A partir de la publicación de esa misiva, los ultranacionalistas (los “cabeza rapada” de la termocefalia patriotera) de ambos lados de la isla, se ocuparon de convertir en un falso reclamo de TODO el pueblo haitiano, lo que fue apenas una estrategia electoral politiquera, populista e irresponsables, de tres políticos en el Senado. El tema de la intromisión, invasión, fusión, es recurrente en ambos lados de la isla. Por suerte, quienes llevan la bandera del ultranacionalismo en el lado dominicano, a pesar de lo manipulable del tema, en las pasadas elecciones no alcanzaron el 0.5 por ciento de los votos, lo que viene a indicar que por lo menos en nuestro caso, los discursos de miedo son electoralmente vencidos por las acciones de paz, el diálogo y la solidaridad. Esa vieja solidaridad entre ambos países, desde aquel abril 1965, hasta este octubre, o aquel enero.

LA EXPERIENCIA Todo lo ocurrido en torno a la citada carta, debe servir de experiencia a las autoridades sensatas de ambos países para enfrentar -también en términos de comunicación política estratégica- a las voces agoreras, “profetas del desastre”, de ambos lados, que a partir de una premisa falsa (el rechazo del pueblo haitiano a la ayuda) elaboran un discurso incendiario lleno de odio y falso patriotismo, y salen a “pastorear rencores”, a restaurar viejas heridas, siempre a partir de una premisa falsa, ya dije, las redes sociales son el mejor ejemplo de esto, pues la inmensa mayoría de la gente, da como buena y válida informaciones falsas por manipuladas. Basta un tuit: “Haitianos exigen salida de militares dominicanos y rechazan la ayuda”.... Y a partir de ahí.... “Dale que te pego” con reacciones insultantes, cada una más tremendista que la otra.

“LO POLÍTICAMENTE CORRECTO” La situación es sumamente delicada por los tantos factores y actores, intereses y capitales envueltos en las relaciones dominico-haitianas. Lo que agrava el hecho constatado de que a nivel de la opinión pública internacional, lo “políticamente correcto” es estar del lado del más débil, aun cuando éste no tenga la razón. Y Haití, por esos inexplicables descuidos de Jesús, Orishas, Jehová o Shangó, no para de sufrir, languidecer, empobrecerse. Las grandes potencias mundiales de tufo imperial, colonial y/o esclavista, hablan mucho pero hacen poco por mitigar la desgracia del pueblo más pobre de América entera; al punto de que, transcurridos seis años y diez meses del terremoto de 2010, de la ayuda prometida y comprometida entonces (algo más de 10 mil millones de dólares), menos del 1.5% ha llegado al vecino país, y de este monto, menos del 40% por ciento ha llegado a las manos y la boca del hombre y la mujer haitianos y sus familias.

SOLO NOSOTROS Y EL MAR Una verdad nos golpea, inevitable, ineludible: Al lado, justo al lado de este drama humano que supera la descripción de Dante, sólo estamos nosotros, los dominicanos, que si bien institucionalmente somos un Macondo con Iphone, para Haití somos París, su París, su quimera, su utopía inalcanzable, su tentación inapelable. Por todo esto, el tema haitiano, es el más importante de todos los temas de la agenda nacional, incluido el Presupuesto por equilibrar las exenciones intocables para los que no se tocan, el endeudamiento preocupante, tu ausencia que devora, ay, o el dólar alpinista. Haití languidece, inviable como ciertos amores imposibles; moribundo como quien huye de la vida. Y a su lado, justo al lado, solo nosotros, nosotros y el mar como castigo.

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