Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

REFLEXIÓN DEL ALMA

Injusticias de la humanidad

Avatar del Listín Diario
Leonor Porcella De BreaSanto Domingo

La degeneración del mundo parece tomar la vida humana tratando de cambiar sus valores por acciones negativas llenas de crueldad que dañan el corazón. Leímos con asombro y dolor sobre un sacerdote católico de mucha edad que se arrodilló pacíficamente, en el campus de la Universidad de Notre Dame, en Londres, Inglaterra, a rezar por la vida humana y por los bebés abortos que mueren sin nacer. A consecuencia de su devoción fue apresado por un grupo de policías, posterior a esa acción despiadada, el sacerdote murió. Se considera que Notre Dame es una universidad católica, sin embargo, los indicadores señalan un cambio de ruta, estabilizándose en hechos inhumanos. “Notre Dame se secularizó, vendiéndose al nuevo orden mundial y en lugar de homenajear a Jesucristo, reverencia a los anticristianos con su ley pro-aborto y pro-cultura de la muerte”. ¿Qué esperanza tenemos para el futuro del mundo? Y pensar que Einstein expresó con un realismo apabullante. “Sólo hay dos cosas infinitas, el Universo y la Estupidez Humana. No estoy muy seguro de la primera. De la segunda puedes observar cómo nos destruimos por demostrar quién puede más”. ¡En ese anhelo de supremacía hasta por su devoción muere un sacerdote! La vida se dificulta y el sufrimiento humano, se potencializa destruyendo la felicdad. ¡Ha de ser la ausencia de Dios! No podemos ocultar la desesperación del dominicano producida por la idea de vivir el yugo de la Reforma Tributaria, sólo un pequeñísimo porcentaje de ciudadanos podría enfrentarla, sin un cambio sustancial de vida, por una radicalización injusta para la supervivencia nacional. El alto costo de la gasolina, de alimentos, el costo inadecuado de colegios, de libros escolares; de todos los seguros, convertidos en dolor de cabeza, son suficientes elementos mortificantes, sumados a impuestos existentes. ¡La clase media se va a pique! Es una lástima ver la evolución destructiva de un país pequeño, convertido en incontrolable, tanto en sus gastos, como en la malsana criminalidad, inducida por delincuentes fruto de corrupción: el feminicidio activo, sobre todo el narcotráfico ganando adeptos juveniles. Los ingresos de quien labora en República Dominicana, no son elevados, significan un promedio muy bajo en nuestra economía de expendios abultados. Hablando del tren gubernamental, entra la fascinación; no tenemos una nación poseedora de riquezas imaginarias. Conocemos que esos sueldos de lujo que evidentemente no se han querido reducir, son parte de injusticias que se cometen, al forzar a un país entero a pagar una carga exorbitante para una nación endeudada y pobre. Nuestras leyes son débiles, añadiendo la permisividad acostumbrada en esta nación, por una dejadez inmemorial hereditaria. La delincuencia se apresa, se juzga y se libera enseguida, razón para que vaya en aumento, como está sucediendo. Sin embargo, lo más importante del momento es la Reducción del Impuesto Fiscal. Urge ante un reclamo masivo, que no debe alcanzar límites indeseados; contrariamente, si la animosidad popular se enciende, estimando inalcanzable un pago obligatorio sin los medios para cumplir con las leyes. Imposible conocer la reacción. Nunca vi una indignación mayor proveniente de todos los sectores nacionales. El presidente Danilo Medina, es un hombre bien intencionado, lástima que cargara con una animadversión inmerecida, considerando que él no fue quien produjo el desequilibrio económico nacional; historia más larga que involucra diversidad de hechos pasados. Consecuentemente, la ponderación presidencial se impone, ante una realidad dolorosa, urge la reducción de nómina gubernamental, incluyendo sueldos lujosos, porque el Estado requiere del fruto impositivo para el desenvolvimiento del país; no obstante, los dominicanos se encuentran desposeídos del poder adquisitivo necesario para cumplir esas obligaciones exorbitantes, reductibles por humanidad. ¡Dios nos proteja!

Tags relacionados