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ORLANDO DICE...

Ni hijos de machepa ni de tutumpontes

LE SUBE LA BILIRRUBINA Los morados no entienden que los ocupantes de plazas y parques sea gente de bien, cuyas necesidades están cubiertas y gozan de comodidades. La vestimenta y los vehículos, que son ostensibles, denuncian su condición social. No son hijos de machepa, aunque tampoco tutumpotes. Sin embargo, la realidad impone su verdad. Las nuevas medidas, por mucho populismo que diga lo contrario, no van afectar a los núcleos bajos de la población, pues fueron afectados con su nacimiento. Nunca conocieron fortuna y sobreviven por la gracia de Dios, y en ocasiones, del Estado. El problema son los del medio, que saben lo que es tener y que de golpe y porrazo se les amenaza con volver a la inopia. Vivían en La Burbuja de Leonel y de improviso les estalla en la cara y de los colores solo queda el peor, el negro, y el futuro se pinta ominoso. Si quieren apreciar la magnitud de su rabia que comparen su situación con la de niños felices con burbujas de jabón y que venga alguien y le quite el juego. La clase media se soñaba en un avión y ahora, si acaso, carreta sin caballo... NADIE COMO ÉL.- Los políticos dominicanos imitan a Joaquín Balaguer, pero solo cuando están el gobierno y nunca en la oposición. Nadie recuerda que el fenecido líder reformista adoptaba fuera del poder un bajo perfil, sin que esa actitud significara resignación o entrega. Su conducta era de “ oposición constructiva ”, aunque nadie sabe que era lo que verdaderamente construía que no fuera su retorno a la conducción del Estado. Jugaba al tiempo, y no dejaba que el tiempo jugara con él. Sabía esperar, puesto que tenía comprobado que su destino era infalible. De ahí sus tantos retornos, aun cuando en cada oportunidad tuvo que cargar su cruz y encaminarse hacia el Gólgota. Ese Balaguer zaherido en el 61, 78 y 94, cada vez que sufrió un revés, supo recuperarse en cada ocasión y terminar sus días con el favor unánime de sus correligionarios y la exaltación exagerada de sus antiguos enemigos. Leonel Fernández, el Balaguer muchacho, si se sirvió del modelo como gobernante, ahora que llega la desgracia, debe tomarlo como ejemplo... LAS PATAS DE LOS CABALLOS.- Lo interesante es que no solo Joaquín Balaguer debe servir de ejemplo a Leonel Fernández, sino que igual su sucesor Danilo Medina. Medina, y no hace tanto tiempo para no recordarse, hizo lo que nunca se había hecho. Cuando entró en contradicción con el entonces presidente Fernández, no solo abandonó el Palacio Nacional y su posición en el gobierno, sino que desapareció del escenario político. El era algo m‡s que un vicepresidente, era la segunda figura del régimen, y no se sublevó, convirtiéndose en una figura de oposición, ni formó tienda aparte, como hiciera Augusto Lora con Balaguer. No. Simplemente se echó a un lado y dejó que Fernández gobernara como lo considerara m‡s apropiado. Ahora Fernández debe hacer lo mismo. Dejar que Medina ejerza su mandato, sin tener que cargar con sus miserias ni las de sus seguidores m‡s cuestionados. El destino da, igual que quita. Si se dejó tumbar de la montura, o se cayó, debe aceptar lo inevitable: ser estropeado por las patas de los caballos de sus perseguidores... FUE Y VIO, FALTA VENCER.- El presidente Danilo Medina vio el panorama de España o pudo conocer otras realidades de América Latina en sus conversaciones con sus colegas de la región que acudieron a la cumbre. La situación no está fácil para ningún gobierno y el que no cojea de un pie, lo hace del otro. Al que no persigue la derecha, lo tiene en la mira la izquierda. Aquí, por tanto, se hace necesario que vuele un poco por encima de las dificultades de su compañero de partido. Que sus tareas son muchas y el tiempo apremia. Ya tiene su reforma, y ahora tiene que demostrar que el dinero tendrá un uso diferente, sobre todo m‡s racional. Que mientras la clase media vaya detrás de Fernández, debe aprovechar el respiro, pues ese sector por el momento no tiene más que consigna y desahogo. La reforma le preocupa, pero más porque la ve como consecuencia del déficit. El problema por ahora es el déficit, porque lo obliga a pagar culpas ajenas. De manera que todavía hay posibilidades de ponerse a resguardo y atenuar la ira, pero ya no sería haciendo lo que nunca se ha hecho, sino lo que realmente debe hacerse...

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