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Buscando la identidad del PLD

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Víctor Manuel Grimaldi CéspedesSanto Domingo

El Partido de la Liberación Dominicana tiene una historia que se remonta al 15 de diciembre de 1973, cuando Juan Bosch y un reducido grupo de dirigentes celebraron el Congreso Constitutivo Juan Pablo Duarte en los salones de Fiesta de Luxe. Yo, con 24 años de edad cumplidos, estaba allí ese día, como periodista y simpatizante de un Bosch con quien había iniciado una muy cercana amistad personal y política desde el 30 de diciembre de 1972. Aquel 30 de diciembre, cuando Bosch era líder indiscutible del PRD y un año antes de que se fundara el PLD, el Maestro me llamó por teléfono a la sala de redacción de El Nacional para agradecerme un artículo que escribí defendiéndolo de una campaña de ataques en su contra desarrollada por el periodista Juan Bolívar Díaz en el vespertino Última Hora. Desde el PRD, el Maestro desarrolló una política de llevar al gobierno, presidido por Joaquin Balaguer, a actuar dentro de la legalidad. El país sufría las consecuencias de la intervención militar norteamericana de 1965, y Bosch también rechazaba a sectores terroristas que habían penetrado el PRD mientras él estuvo residiendo en Europa desde noviembre de 1966 hasta abril de 1970. Eso está bien explicado por él en uno de mis libros, con audio original incluído en un CD. En 1972, además, el PRD había sido penetrado por la influencia política de la Embajada representante de las fuerzas interventoras de 1965, y Bosch tenía que enfrentarse a esas dos manifestaciones de extremistas de izquierda que promovían el terrorismo y a la derecha criolla y extranjera que trataban de apoderarse del PRD. Luego de la guerra civil de 1965, el profesor Juan Bosch se convenció -al ponerse a estudiar lo que ocurrió en la República Dominicana después de la muerte de Trujillo- de que era necesario fortalecer o crear instituciones políticas que garantizaran el desarrollo civilizado y armonioso de la sociedad dominicana. Para concebir ideas y planes, y luego crear esos instrumentos sociales que permitieran encaminar hacia el futuro a un pueblo de escasa experiencia -un país dominicano muy joven desde el punto de vista de la historia y la experiencia de otros que nos llevaban muchos siglos y hasta milenios de desarrollo social-, el profesor se estableció en Europa durante tres años y cinco meses. Fue por esas razones tan importantes que decidió permanecer haciendo estudios, planes y contactos con Líderes mundiales e intelectuales fuera del País desde noviembre de 1966 hasta que retornó al país en abril de 1970. Él había sido ganador de las elecciones del 20 de diciembre de 1962, las primeras libres después que fuera eliminada la dictadura como resultado de la lucha y la resistencia que desarrolló durante 31 años el pueblo dominicano contra esa tiranía opuesta al desarrollo del sistema democrático. Asumió la presidencia de la República el 27 de febrero de 1963, fue derrocado por un golpe de estado militar incentivado fuerzas nacionales y extranjeras, y el 24 de abril de 1965 estalló una rebelión militar y civil para reponerlo en el poder, pero la revolución fue aplastada por la intervención militar norteamericana iniciada el 28 de abril de 1965. En las elecciones del 1 de junio de 1966 se impuso Joaquin Balaguer, candidato del Partido Reformista, frente a un Bosch postulado por el PRD. Como líder y presidente que era entonces el profesor Bosch, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), como profundo conocedor y estudioso de la composición social dominicana, Él se daba cuenta de las debilidades y fallas, y de las carencias intelectuales y formativas de los dirigentes perredeístas. Supo verlos y estudiarlos, y comprender su comportamiento en todos esos procesos sociales y políticos que siguieron a la caída del trujillato y a la Revolución de 1965, y se dio cuenta que ellos necesitaban formarse, educarse, capacitarse y, sobre todo, aprender el arte de la disciplina política indispensable para dirigir el Estado. El 30 de junio pasado se cumplieron 103 años del nacimiento del Maestro Juan Bosch. ‘‘Maestro’’, así escuché a Gabriel García Márquez decirle delante de mí al Profesor el domingo 1 de julio de 1979 en un almuerzo-buffet preparado por Mike Mercedes. Desde los tiempos del PRD le llamábamos así, Profesor, en señal de respeto, si bien García Márquez nos hacía ver en 1979 el valor que engendra esa palabra que el pueblo dominicano había relegado: Maestro. Cuando se conmemoraron los 103 años del nacimiento del Maestro, la sociedad dominicana recibió la colección de sus Obras Completas, una parte de la cual está dedicada a la formación política del pueblo dominicano. Por la voluntad política de uno de sus discípulos, el profesor Leonel Fernández, el 30 de junio de 2012 el país y el mundo recibieron Los 40 Volúmenes de las Obras Completas de Juan Bosch. Este es un material formativo que los dirigentes del PRD y los que infiltraron esa organización de manera oportunista nunca valoraron para mantener una organización civilizada y ordenada. Pero nos sirvió mucho a los peledeístas. Gracias al Presidente Leonel Fernández se publicaron los volúmenes que han reunido las Obras Completas de Juan Bosch, con el pensamiento cultural, humanista, social, histórico, literario y político del Maestro. Es un patrimonio que reciben las actuales y futuras generaciones dominicanas, y que son una muestra de que el pueblo dominicano puede tener futuro si se le encamina por el pensamiento boschista. Sólo las sociedades que se fundamentan en firmes valores culturales, éticos y morales tienen perspectivas de sobrevivir y prevalecer en el complejo mundo futuro de las relaciones globales.Las Obras Completas de Juan Bosch son fundamento de las estructuras que como pueblo, nación y Estado nos sostendrán y guiarán a las dominicanas y dominicanos por los siglos y los siglos. Al regresar de Europa trajo el Profesor Bosch libros e ideas nuevas -conocidos ahora porque forman parte del acervo cultural de todo el mundo- para aplicarlos a la renovación de la vida política dominicana. La tarea ahora pendiente es reestudiar a Bosch para corregir entuertos. Cuando en 1970 comenzó su experimento dentro del Partido Revolucionario Dominicano, Bosch fue descubriendo que a ese partido durante su ausencia por un brazo le había mordido la rabia izquierdista infantil y por el de su derecha le envenenaba la fuerza ideológica que frustró la sublevación demócratica, popular y militar de 1965. La indisciplina, el caos y el desorden eran el comportamiento natural por el cual abogaban quienes más influían en la dirección del partido del jacho prendío en la bandera blanca. Bosch tuvo que dedicarse a sacarle a ese buey sus garrapatas, tratando de domarlo, y le mostró sus ideas, e intentó de enseñarlo con el ejemplo, pero sus dirigentes, con pocas excepciones, no le hicieron caso. Tres años después de su retorno al país en 1970 -admirado por las masas perredeístas y rechazado por sus dirigentes maleados- el Profesor terminó de convencerse de que el PRD no era el instrumento que un día en el futuro habría de conducir por mejores caminos al Pueblo Dominicano. Fue esa la razón fundamental por la cual el 15 de diciembre de 1973 el Profesor Bosch creó el Partido de la Liberación Dominicana, que ya ha gobernado durante tres períodos de gobierno de cuatro años y cuyos frutos buenos de gobierno se ven claramente. Es más -a pesar de los lastres y errores que conlleva el ejercicio del poder, se puede afirmar ya que los períodos gubernativos del PLD han dado infinitamente mejores libertades democráticas y frutos materiales, económicos, culturales, saludables y otros beneficios que los que ha dado el PRD al pueblo dominicano, a excepción de los ejemplares siete meses del gobierno que encabezó el Profesor Bosch en 1963. A los herederos políticos de Bosch se les deberá evaluar con la frase bíblica: “Por sus frutos los conoceréis”. En noviembre de 1973 Bosch renunció al PRD y al mes siguiente fundó el PLD con el propósito -lo dice en su Discurso del 15 de diciembre en Fiesta de Luxe- de completar la Obra de Juan Pablo Duarte. Esa es la misión que el PLD debe retomar y proponerse, y la mejor ocasión para retomarla pudiera ser la celebración del Bicentenario de Duarte en 2013. Ahora vale preguntarnos: Cuál fue la obra que se propuso realizar Juan Pablo Duarte? Cómo y dónde se inspiró para proponérsela? Bebamos en la fuente de los escritos de Rosa, su hermana, del historiador Emilio Rodríguez Demorizi y otras personas autorizadas. Pero nutrémonos sobre todo en las Obras Completas de Juan Bosch. Así el PLD podrá encontrar su verdadera identidad.

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