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FUERA DE CÁMARA

“Conspiración Inteligente” del jurásico político

Abundan los incautos que se dejan arrastrar por las redes sociales manipuladas por intereses políticos que buscan soliviantar la paz pública buscando crear las condiciones que les permita un madrugonazo que altere el proceso democrático. Es el sueño de los aventureros que nunca han reconocido la legitimidad de este gobierno, que denunciaron como fraudulentas las elecciones de mayo y que saben que la biología los saca de la carrera por el poder porque andarán muy cerca de las ocho décadas cuando la democracia convoque nuevamente a las urnas dentro de cuatro años. Y que además de los achaques físicos, pertenecen al jurásico político y saben que la dialéctica los dejó a la zaga en una sociedad que se transforma con los avances de la tecnología que crea una nueva clase gobernante con otra visión de liderazgo político. De ahí su empeño en violentar el proceso provocando una descomposición social que eventualmente resquebraje la institucionalidad, se establezca una provisionalidad de facto y se abra un proceso electoral después de un referéndum que legitime un nuevo gobierno. Es “la conspiración inteligente”, como le han llamado algunos descerebrados que han visto como posible un levantamiento social en rechazo a la ley de reforma fiscal, para lo cual han desplegado su mayor esfuerzo a través de una costosa campaña en las redes sociales y en los medios electrónicos de comunicación con los llamados interactivos. El origen del movimiento es, aparentemente, la cabeza de Leonel Fernández, pero quien lo promueve abierta y públicamente es el sector derrotado en las pasadas elecciones del 20 de mayo. El mismo grupo que en la noche de las elecciones se negó a admitir los resultados de su propio centro de cómputos y obligó la presión internacional –particularmente al embajador Izaguirre, de los Estados Unidos– a hacer presencia en la Junta Central Electoral para contener su rebelión. Es preciso recordar que Hipólito Mejía compareció 60 horas después de las elecciones a la televisión para denunciar que fue víctima de un fraude del gobierno que le robó el triunfo, y se declaró “líder de la oposición”. Ese candidato nunca felicitó a su contendor por el triun- fo electoral, y aunque ha intentado por diversas vías “coquetear” con el presidente Medina. Los incautos de la red Existe una voluntad sana de protestar, contagiada por movimientos espontáneos que se han producido en muchas ciudades del mundo donde la gente ha salido estimulada por las redes sociales. Pero en el caso dominicano hay una instigación política con marcado interés de soliviantar la paz social para pescar en río revuelto. Y en el camino se ha diseñado un plan macabro contra el gobierno. La idea es masificar esas protestas callejeras, provocar disturbios violentos hasta causar muertos y heridos... “Mientras más muertos, mejor”. Y de esos planes tiene el gobierno no sólo información, sino pruebas que comprometen muy seriamente a líderes políticos de esos grupos opositores. Por eso el presidente Medina reaccionó tan indignado frente a los incidentes de la semana pasada en la Universidad Autónoma de Santo Domingo que se saldaron con la muerte de un estudiante. Consciente de esos planes, el mandatario había impartido instrucciones precisas y personales a los mandos militares y al jefe de la Policía para que los agentes no se dejaran provocar. El mando político Dirigentes nacionales de esos grupos aparecen haciendo causa común con personajes radicales de la izquierda tradicional y con la vocería de la llamada sociedad civil. Los organismos de seguridad del Estado siguen paso a paso esas actividades sediciosas. Incluso, existen pruebas sobre el financiamiento de esas operaciones y el origen de los cuantiosos recursos económicos que se emplean para esos fines. Llama la atención que sean voceros del gobierno de Jorge Blanco, a la cabeza de su hijo Orlando Jorge, quienes aparezcan dando la cara por ese grupo del PRD, coincidiendo con algunas figuras de la izquierda que lideraron la poblada de 1984 cuando el gobierno masacró a la población civil con un saldo estimado por esos grupos izquierdistas en más de 200 muertos y centenares de heridos y miles de apresados. Porque “la historia se repite a veces como tragedia... O como comedia”.

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