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José M. Alburquerque acusado de ser un padre amoroso

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Rosmery Méndez VargasSanto Domingo

Llegar a Francia para estudiar derecho fue la idea inicial de José Manuel Alburquerque, lo que no sabía era que en aquel país en el que permaneció por tres años conocería al amor de su vida, Luisa Prieto, que rápidamente se convirtió en su esposa y procrearon a su primer hijo, José Manuel Alburquerque Prieto, quien nació en el país europeo y que años después seguiría sus pasos.

Regresó al país para culminar sus estudios, pero no fue nada fácil ya que en esta ocasión tenía la responsabilidad del sustento de una familia. “Fue una etapa bastante fuerte a pesar de que tuve la ayuda de mi mamá; aún no había terminado la carrera cuando tuve a José Manuel, por lo que fue muy difícil trabajar, estudiar, y a pesar de eso fui Magna Cum Laude”.

Su esposa fue una pieza clave para que José pudiera culminar sus estudios, ya que en todo momento lo apoyó. “¡Imagínate, una mujer buena!”, comenta y suspira cuando habla de Luisa.

Quedar huérfano a los seis años no le ha borrado los buenos recuerdos que tiene de su padre, y a pesar de no haber tenido una figura paterna durante su adolescencia y gran parte de su niñez, ha sido un gran ejemplo para sus hijos. “Mi padre murió de 68 años, en esa época era bastante mayor, los pocos años que compartimos fueron buenos, teníamos una posición económica privilegiada, nunca nos faltó nada, aún la casa de mi familia donde crecimos mis dos hermanos y yo permanece en Gazcue”.

El derecho para los Alburquerque es una profesión que se lleva en las venas, Milcíades Rafael, padre de José Manuel, fue notario y él siguió sus pasos al graduarse de Derecho, además gran parte de la familia ejerce este oficio.

Preguntarle acerca de anécdotas con sus hijos fue el instante en que las risas no pararon, ya que en su momento hicieron travesuras que lo asustaron como padre, pero hoy al recordarlas resultan muy jocosas. “Cuando la casa en la que tenemos 38 años viviendo estaba en proceso de construcción, los dos varones se empezaron a tirar piedras y el mayor hirió al pequeño porque el chiquito siempre ha sido tremendo, yo que le tengo temor a ver la sangre, lo que hice fue ponerle una toalla y llevarlo a la casa y de ahí salimos al médico”.

Ningún padre o madre se prepara para perder un hijo, siempre es el anhelo en su corazón verlos crecer, es por eso que cuando Olivier despareció por unas horas, este padre sufrió un dolor que solo el que ha pasado por ello entiende. “Tengo muchas anécdotas de Olivier por lo tremendo que era, pero la que más me marcó fue una vez que mi esposa se fue a hacer una especialidad en México por dos meses y el día antes de ella llegar, el niño, que en esa época tenía unos cinco años, yo no sé cómo, salió de la casa y se desapareció, él comenzó a caminar, ya cansado, se acostó en un solar y un señor que lo vio, se lo llevó y empezó a preguntar; como todos los vecinos lo estaban buscando lo identificaron, en el momento lloré de la angustia”.

Al sus hijos crecer, dos de ellos decidieron seguir los pasos de su padre, Doris, que se graduó, aunque no ejerce, y José Manuel que en la actualidad es quien está en frente de la firma.

“José Manuel no pensaba estudiar derecho, pero, en ese entonces, yo le dije, no tengo fortuna para dejarte, lo único que te puedo dar es la oficina que estoy haciendo, así que mira a ver si tú quieres y puedes ejercer. Creo que hizo una buena elección porque ha sido un buen jurista; se ha dado a conocer aquí por modus propio no solo por mí. Me llena de orgullo ya que él ha seguido mis lineamientos”.

El legado que José Manuel quiere dejarle a sus hijos es el de una persona honrada y trabajadora. “Les dejo el ejemplo de una persona honesta y que ha logrado sus objetivos gracias a la disciplina y la perseverancia. Estos, para mí son los dos secretos para tú triunfar”.

Una profesión que pasa de generación “Mi niñez con mi padre fue como tener un hermano ya que me tuvo muy joven, además él siempre ha sido una persona muy alegre, jovial, contenta y relajada”, así se expresa José Manuel Alburquerque Prieto al referirse a su padre, a quien admira y respeta por ser un hombre luchador y correcto.

Los hijos sin dudas son el reflejo de sus progenitores y este padre ha demostrado que los pasos que ha dado en este mundo han sido los correctos, así lo confirma su primogénitor. “La enseñanza que mi padre le ha dejado a sus hijos principalmente ha sido su dedicación a la profesión, hacer lo correcto; es una persona que siempre ha actuado con ética y moral. Eso ha tenido un gran significado para la familia, son valores que hay que fomentar mucho en la juventud, de que no solo es lo material sino que hay que hacer las cosas como se debe sin importar si encuentras corriente o no”.

José Manuel nunca tuvo que recurrir al castigo físico para educar a sus hijos, siempre hablaba con ellos o los regañaba. “Fue una persona que se sentó cuando había una situación que no era correcta, ponderaba los pro y los contra y siempre había un consejo sabio de él, nos orientaba. Desde hace unos años me pasó la antorcha y nosotros de tener una oficina abierta familiar con una historia de 40 años, hemos pasado a ser parte de una oficina multinacional de origen española, con oficinas en 22 países y hoy se llama Ontier y Alburquerque, aunque yo tuve la iniciativa de llevar a cabo la fusión, tuve el apoyo de él como padre”, cometa su hijo José Manuel.

SUS INICIOS UNA PASIÓN QUE HA EJERCIDO POR 44 AÑOS Desde sus inicios en la carrera se destacó y se dio a conocer por su entrega y disposición: “yo comencé siendo estudiante en la oficina de Froilán Tavares y Margarita Tavares, fui de los primero paralegales en el país porque en esa época no habían, luego, sin graduarme entré en la oficina Peynado; fui el primero y el único que entró en esa oficina sin título, pero ya tenía experiencia y sabía varios idiomas. Adicional a eso era el primero de mi clase, tenía varias recomendaciones, ahí pasé cinco años y fue en ese lugar que me formé como abogado. Antes era más difícil, por lo tanto, fue un privilegio trabajar ahí.

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