Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

CRÓNICA LIGERA

“Vida Slow” crónica

Avatar del Listín Diario
Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

¿Cuántas veces te han dicho que necesitas bajarle dos rayitas a tu prisa? A mí me ha pasado en decenas de ocasiones, siendo mi madre quien más me lo ha exigido. Sin embargo, siempre había creído que una vida agitada era parte de mí y de mis responsabilidades profesionales junto con mis ambiciones de llegar a la meta. En base a esa teoría siempre trataba de justificar la diferencia de vivir en un pueblo y en la gran urbe, donde todo influye al momento de coordinar las acciones diarias, lo que implica andar con prisas todo el tiempo. Pero el mayor asesino de vivir una vida ajetreada es el estrés, quien silenciosamente afecta nuestra salud, provocando agotamiento físico y mentalmente, al tiempo que puede desatar graves enfermedades. Y solo así comenzamos el proceso de evaluación y de replantearnos un cambio en nuestro estilo de vida, esos que nos llegan cuando tocamos fondos o nos hacemos conscientes al atravesar por una situación difícil; vivir un estado de crisis física, emocional o sentimental que se convierten en los detonantes que nos impulsan a reflexionar con intensión, buscando despertar en nosotros mismos la razón de cada experiencia o simplemente poner un poco de interés a lo que nos toca el alma o nos aflige el corazón, conduciéndonos de la mano a tomar acción con consciencia, este el momento ideal para poner en marcha un cuidado especial. Así conocí el “Movimiento Slow”, una nueva tendencia que tiene como misión enseñarnos la posibilidad de llevar una vida plena y desacelerada, haciéndonos responsables de nuestra existencia, dejando atrás la prontitud que nos controla a través del tiempoÖ ¿Cuántas veces usted no ha dicho que los días deberían durar 26 o 30 horas? En decenas de oportunidades lo he dicho o lo he pensado, olvidando que no es un problema de agregarles horas al día, sino de saber equilibrar mi agenda y priorizar mis compromisos para dejar de vivir bajo el esquema de la urgencia, que no es más que el motor de todas nuestras acciones diarias, las cuales nos envuelven en una vida muy activa, rápida y comprometida que nos obliga a economizar cada segundo, convirtiendo a la velocidad en nuestro Dios cotidiano y desconectándonos drásticamente de nuestro entorno. El movimiento “Slow” no pretende abatir los principios de lo que con esfuerzo hemos construido para llegar hasta donde estamos. Su éxito reside en una evaluación profunda de la marcha que realizamos a diario. Hay que distinguir entre ser lento y ser perezoso, “Vivir “Slow” no implica andar por la vida con lentitud, flojera o sin hacer nada, sino apostar por ser más saludables y sostenibles, en lo personal y en lo colectivo”. Lo que hace que este movimiento propugne vivir primero, trabajar después, no al contrario. Vale resaltar que hay muchos elementos en la vida moderna que combinados con la rapidez nos empujan directamente a la superficialidad, al mal de competir con otros y a vivir dentro de los parámetros que nos impone la sociedad. Hoy, la vida no cuesta nada y andamos tan acelerados que no disfrutamos el presente y vivimos como si no hubiese mañana. Siendo lo peor, no tener la capacidad de ceder o de simplemente hacer un “stop” que nos conduzca a la cordura dentro de cada situación. Los avances tecnológicos se han hecho cómplices de vivir bajo las prisas combinando actividades y funciones que diversifican nuestros roles y donde las mujeres somos verdaderas expertas. Hay quienes promueven la cultura de la tranquilidad y otras técnicas que han traído consigo distintas manifestaciones a parte de la “Slow”, como lo es el minimalismo. Ya el mercado internacional ofrece las bondades de ciudades, comidas e incluso turismo donde los espacios “Slow” se han convertidos en vitales para implementar el deseo de ir por la vida más despacio y sin tener que renunciar al progreso y a la modernidad. Les recomiendo no esperar a caer para tomar consciencia de lo que es verdaderamente importante en su vida y aprenda a disfrutar de lo simple, a valorar su familia y a vivir bajo el encanto divino de lo que tenemos. Con el poder de Dios nos leemos la próxima semana.

Tags relacionados